La vida de un matrimonio cae en la tragedia cuando su hijo es asesinado en un asalto en la casa. El padre busca venganza (o reparación) y ella cae en la desesperación. Lo que funciona en este melodrama son los actores. Lo que no, la necesidad de subrayar lo que les sucede por dentro a los personajes en lugar de permitir a la historia fluir más allá de correcciones o incorrecciones políticas.