Maracaibo: Cuando las palabras sobran.
Sin dudas, uno de los mayores dolores de la vida es perder a un ser querido. Ahora, ¿Cómo se debe seguir después de eso? ¿Qué pasa cuando no se puede aceptar? ¿Qué se hace con todo lo que se quiere cambiar y ya no se puede? La película “Maracaibo” responde esas preguntas desde una perspectiva bastante jugada e interesante.
La película de Miguel Ángel Rocca logró despertar una mezcla de emociones lideradas indudablemente por el dolor, ya que la trama abarca el proceso de perder un hijo. Sin embargo, la representación va mucho más allá.
La historia está centrada en Gustavo, un cirujano que vivía con su mujer Cristina y su hijo Facundo; aunque él ya era un adulto, no entendía muchos aspectos de su hijo, por lo que tampoco comprendió su elección en el amor. Sin embargo, no tuvo tiempo para hablarlo, ya que una noche dos ladrones entraron a la casa de ellos con el fin de robarle toda la plata y, tras un disparo inconsciente, Facundo fue asesinado.
Recién en ese momento empieza verdaderamente la película, con el después, lo que no se dijo, la bronca, impotencia, aceptar, venganza: una trama llena de significados en pocas palabras. En ese instante es cuando cobra sentido todo lo vivido: los recuerdos inundan la mente y no se van tan fácilmente.
Con la idea de expresar estos sentimientos, el elenco fue elegido cuidadosamente con grandes actores que supieron interpretar los personajes: Jorge Marrale, Mercedes Morán, Matías Mayer, Nicolás Francella, Luís Machín, Alejandro Paker, José Joaquín Araujo, Antonella Acosta, Mónica Lairana, Horacio Acosta, Lucila Gandolfo, Pablo Drigo, Mailén Rocca, Tito Gómez, Matías Rojas, Aílen Caffieri, Pablo Arroyo, Pablo Mayor, Ulises Fernández y Juan Ignacio Martinez.
Además, no es la primera vez en que Marrale y Morán trabajan juntos, por lo que podía notarse una química y comodidad en su trabajo. Previamente, habían actuado juntos en “Cordero de Dios” en el cine, mientras que en televisión en novelas como “Tiempo final”.
Por su parte, el film significa un gran paso para el director, quien ya había realizado películas como “Arizona Sur” o “La mala verdad”. Sin embargo, con el reciente trabajo abarca una cuestión que se habla mucho en el mundo cinematográfico, como lo es el dolor, pero desde una perspectiva diferente.
Con pocas palabras, Rocca demostró que mediante los silencios y miradas se puede decir mucho más, y que el mensaje llegue al espectador con mayor profundidad. Sin embargo, es una apuesta muy jugada, ya que en ese proceso por momentos la película cobra ritmos lentos y largos que impiden el desarrollo de las acciones.
Por otro lado, la película combina un género dramático con policial, que acompañan al espectador en el camino del protagonista en busca de la pretendida “venganza”. Pero cuando el personaje está indeciso, perdido, también distorsiona al espectador, y genera confusiones que concuerdan con la importante apuesta del director. A pesar de eso, con el buen trabajo de la fotografía y la iluminación fría logra reflejar con gran nivel el dolor.
Desde el comienzo, la película comienza con un plano de la naturaleza y el bosque en donde se aprecia el silencio, el eje principal del film, en el momento en que su padre va a cazar con su hijo: esta acción funciona como una demostración del camino que el padre quiere para su hijo.
Sin embargo, Facundo siempre fue diferente a ellos, mismo desde la profesión, ya que aunque ambos son cirujanos, su hijo decidió seguir un camino artístico con el dibujo que su padre nunca pudo entender. ¿Cómo afrontar el dolor después de afrontar todo eso? Los protagonistas comienzan a echarse la culpa entres sí y expresan fuertes frases e inconscientes como “Vos también mataste a Facundo”.
En este camino, la cuestión principal que atraviesa el sufrimiento es la venganza: aunque él descubra al asesino, ¿Qué se debe hacer? ¿Matarlo? ¿Matar a su familia? ¿En que se convierte uno con eso? Esas preguntas comenzaron a dar vuelta por la cabeza del protagonista, quien descubrió que la culpa era principalmente suya, por todo lo que no pudo o no quiso hacer.
En fin, la película abarca una temática muy interesante de una manera poco usual e innovadora, que merece reconocimiento por la valentía del proceso. Con un muy buen resultado, el film no tiene desperdicio en el sentido del interesante y peculiar lenguaje cinematográfico.