Márama–Rombai: el viaje llega este jueves a los cines.
Documental que narra la creación de dos grupos musicales de cumbia-pop uruguaya. Fernando Vázquez es quien creó a ambas agrupaciones y compone los temas y la película hace foco en él y en Agustin Casanova, cantante de Márama y en Camila Rajchman, ex voz femenina de Rombai.
Denominados como “la cumbia cheta” en contraposición quizás a la “cumbia villera”, apelativo que funciona de forma marketinera en Argentina, lo de estos chicos es una formula sin demasiadas pretensiones que sirve para hacer bailar, especialmente a los adolescentes. Una música que tiene por destino el levantar a la gente en un cumpleaños de 15, antes de la mesa dulce o payasear en un boliche, trago en mano. A juzgar por lo que se ve en el documental, parecen tan correctos y educados, que cualquier productor de Disney envidiaría el haber creado estas bandas. Son chicos de clase media que cualquiera elegiría como padrinos de sus hijos. Hasta la salida de la voz femenina de Rombai, Camila Rajchman, suena creíble, no es cantante ni nunca quiso serlo y la fama del grupo excedía su limitado talento musical. Si hay algo que destacar es el nulo divismo de los miembros del grupo, al menos no parecen mareados por la fama, un tema muy proclive a las pseudo estrellas instantáneas salidas de reality shows de cantantes.
Para comprender este fenómeno hay que entender que un éxito comercial discográfico ya no se basa en la venta de discos, sino en las visitas en Youtube y en la cantidad de recitales que puedan vender. Y en eso, Márama y Rombai han logrado éxito, que se sabe, no siempre va de la mano de la calidad y el talento.
Con testimonios de los padres de los principales integrantes de ambos grupos, mas el agregado de pequeños momentos de las giras, que incluyen aviones privados y hoteles cinco estrellas, además de algunas canciones en vivo de sus muchos hits, Márama-Rombai: el viaje, no aportará nada nuevo al documental musical en una época en la que el registro audiovisual está al alcance de cada uno que porte un teléfono celular, cuyos modelos cambian como cambiará la fama en este tipo de bandas musicales.
La sinceridad y la simpleza , el no pretender ser un producto que quiera ir más allá de mostrar la génesis de un fenómeno de ventas, ideado por un pibe que dejó el futbol para dedicarse a hacer música y tuvo mucha suerte, salva a Márama-Rombai, el viaje, de ser el bochorno que muchos temíamos.