Ejemplo claro de cómo un cambio de título puede ayudar a generar interés en una película, este filme se conoció en el Festival de Mar del Plata pasado bajo el nombre de MARAVILLA: UN LUCHADOR DENTRO Y FUERA DEL RING, título que no sólo no invitaba para nada a ver la película sino que hacía pronosticar lo peor por su exceso de cursilería, una que no parece puesta de manera irónica.
Alguien se dio cuenta, le puso MARAVILLA: LA PELICULA, y la propuesta de golpe se volvió más atractiva. Con ambos títulos, de todos modos, el filme de Juan Carlos Cadaveira, es un producto raro aún dentro de la enorme cantidad de documentales sobre personajes que se hacen en la Argentina. Se trata de un filme efectivo a la manera de un documental norteamericano de esos de HBO. No hay innovaciones de ningún tipo, pero el relato claro, su búsqueda de impacto, el ritmo narrativo y el formato que posee hacen que uno sienta que está ante un filme estadounidense.
maravillaAlgo de eso hay ya que buena parte de la carrera del boxeador argentino se maneja desde allá y esto no es otra cosa que un documental oficial que produce el propio manager del boxeador, el peculiar Lou DiBella. Es obvio que uno no verá demasiadas zonas oscuras del boxeador argentino que triunfó en el exterior y volvió como ganador al país, pero Cadaveira se las arregla para contar una buena historia.
Es la de este muchacho Sergio, inesperado campeón que se vio obligado a exiliarse para luego ir convirtiéndose, de a poco, en figura del box mundial. El filme se centra en su pelea con Chávez Jr., y en su supuesto rol como enemigo del status quo y las autoridades que manejan de manera algo turbia el mundo del box. En las idas y vueltas narrativas –la película combina el presente con la historia de Maravilla– quedan algunos baches intermedios, como la primera vez que conquistó el título, pero el ritmo narrativo y la intimidad lograda meten al espectador en un relato más que efectivo.
Un hallazgo es cómo Maravilla y su equipo se las ingeniaron para volverlo famoso en la Argentina, mercado que no manejaba del todo y le impedía participar en las grandes peleas. Estrategia pura, el boxeador hizo lo que tenía que hacer: hacer producciones fotográfixas sexies, bailar y cantar en lo de Tinelli, contar chistes. Volverse una especie de heredero del Gatica showman, digamos.
Maravilla-pelicula-documental-Sergio-Martinez_CLAVID20140528_0030_34Es cierto que el mundo del boxeo y sus protagonistas casi nunca fallan a la hora de ser pasados al cine. Hay algo muy rico y muy cinematográfico no solo en las peleas en sí sino en las historias de vida de los que practican este deporte. Y Cadaveira logra captar eso. Más allá de que su carácter “oficial” le impida al documental husmear demasiado profundo –uno imagina que el “corte final” de la película debe haber sido de la gente de Martínez–, es innegable que el filme funciona e impacta de una manera en la que el cine argentino no está del todo acostumbrado. Imitando, casi, los formatos del documental norteamericano televisivo. No innova, claro, pero hace bien los deberes. Y gana por puntos, cómodo.