El boxeo desde siempre fue un deporte para las masas por su contexto. Las historias alrededor de él han servido como metáforas tanto en la vida real como en la ficción retratando el duro ascenso de los marginados y caídos en desgracia; aquel que le hace frente a los golpes de la vida (literalmente), a las injusticias, y sale victorioso.
"Maravilla, la película" representa ese límite entre realidad y ficción, ese punto no tan claro en el que la realidad puede ser ficcionalizada sin apartarse de lo real; esta es su atracción mayor, pero como en el boxeo, el golpe maestro puede ser también su mayor debilidad.
Este documental ópera prima de Juan Pablo Cadaveira parte de un hecho personal convertido en gran injusticia, cunado en 2010 el personaje homenajeado, Sergio “Maravilla” Martinez gana el título mundial en peso mediano; posteriormente y mediante maniobras no muy claras, se decide que él no disputará nuevamente para defender el título que había ganado; que el campeón será Julio César Chávez Jr. Y que será él quien lo dispute (en una pelea de la que sale victorioso y se consagra como campeón mundial de ese peso), mientras que a Maravilla le corresponde un título “honorífico”.
Díganme si esto no es el puntapié para una gran tragedia griega épica o como mínimo una entretenidísima telenovela para las tardes. Ahí veremos sus orígenes humildes, como la peleó siempre desde abajo; como en el 2001 tuvo que emigrar a España por la debacle política-económica argentina, y cual ave fénix resurgió para convertirse en el gran boxeador que es y consagrarse campeón… pero nuevamente, volvemos al punto inicial, una vez que se consagra campeón, en una oficina (como repiten una y otra vez) le quitan el título porque él no es una figura popular como Chávez Jr. porque no es redituable.
Pero este nuevo golpe al contrario de hacerle bajar los brazos, hace que junto a los suyos se diagrame un plan para demostrarle a los que los ningunearon quién es Maravilla, mediante una fuerte campaña (de la que todos fuimos testigos), Martinez se convierte en una figura de popularidad mundial, con una historia detrás y con mucho para demostrar, y ahora sí, en la cresta de la ola, podrá disputarle el título que le arrebataron ¡y al boxeador al que le dieron el título en su lugar!... ¡¡Es como Rosa de lejos pero deportiva!!.
Cadaveira hace uso y lujo de una producción considerablemente mayor a la de los documentales argentinos que semana tras semana se estrenan en nuestro país. Un despliegue escénico impactante y vivaz para mostrar archivos y testimonios varios de las personas que rodearon a Sergio en los distintos momentos de su vida. El estilo de narración ficcionalizado cierra una experiencia muy ágil en dónde es imposible no empatizar con nuestro protagonista; más teniendo en cuenta el enorme carisma de este.
Pero a su vez, se peca de alguna falta de naturalidad; Maravilla, la película es un trabajo diagramado en todos los aspectos, como una pieza más de merchandising de una figura ultrapopular, y se nota su extremo cuidado. El entramado épico, aunque todo es real – y no lo cuestionamos – la aparta parcialmente de la realidad de los boxeadores que diariamente la pelean desde el anonimato en clubes barriales.
Por momentos ¿involuntariamente? Se convierte más en una observación de un objeto publicitario (con el entramado del negociado y luego la banca de la imagen) que un documental deportivo. Triste realidad, los deportes profesionalizados están atravesados por los grandes negocios, y este film lo deja bien claro. Con sus pros y contras, Maravilla, la película es un documental impecable desde su puesta; de visión casi obligatoria para sus seguidores; y de visión curiosa para comprender la creación de un fenómeno para quienes lo miran de afuera.
Para quienes sigan esta novela, el último capítulo se juega fuera del film, ahora en junio de este año con la esperada revancha.