En el pasado, la literatura adolescente que amalgamaba el romance con un tímido erotismo poblaba los quioscos de revistas y las bateas más escondidas de las librerías. Colecciones de Corín Tellado y del mentado sello Jazmín eran materia prima de todo tipo de fantasías en la era previa al mundo digital. Hoy el mercado literario adolescente ha transformado aquella tradición sin ningún prestigio en una suculenta lista de best-sellers cuyos fervientes seguidores han impulsado su desembarco en la pantalla grande.
Maravilloso desastre, creación de Jamie McGuire (autora cotizada en el género), no escapa a una de las consabidas fórmulas de ese filón: chico y chica de ambiente universitario se enamoran en un rápido flechazo y surfean la trama en idas y vueltas siempre que el deseo se alimente de la postergación del sexo. Lo distintivo quizás sea el pasado de estrella del póquer de Amy (Virginia Gardner) -regenteada por su padre en Las Vegas-, o las peleas clandestinas del apuesto Travis (Dylan Sprouse) –con las que financia el préstamo universitario-, aunque esos signos son un detalle que la película asume apenas como condimento. Personajes secundarios de cartón, chistes sin demasiado ingenio y un erotismo publicitario son las restantes vestiduras de un paquete cuyo contenido ya sabemos de antemano.
El único guiño simpático es el rescate de algunas estrellas televisivas de los 90 –Brian Austin Green de Beverly Hills 90210, Rob Estes de Melrose Place- como homenaje a aquellas narrativas juveniles sin prestigio que hoy se agigantan en la comparación.