Retornando a la zona del Delta del Paraná, donde filmó su anterior película (EL SUEÑO DEL PERRO), Pécora trabaja esta vez en un registro más clásico, de tipo policial, para contar la historia de un criminal (Germán de Silva) que se llega hasta esa zona, herido, escapándose de viejos cómplices y tratando de encontrar un botín de un robo anterior, escondido en el lugar. Una vez allí entabla relación con las dos mujeres (Susana Varela y Mónica Lairana) que lo alojan en una posada. La búsqueda, la tensa espera por la potencial llegada de los otros hombres y las disputas que surgen a partir de la relación con las mujeres son los ejes de esta narración tensa, oscura, reminiscente del cine negro.
Con mínimos elementos narrativos y pocos diálogos, Pécora y su elenco se las arreglan muy bien para transmitir una sensación pesadillesca, entre el relato policial más clásico y otro un poco más poético que trata de capturar las sensaciones íntimas del atribulado protagonista. La trama tiene algunos puntos de contacto con TODOS TENEMOS UN PLAN, la película que Viggo Mortensen filmó hace algunos años en la Argentina, pero con menos elementos narrativos aquí se consigue un resultado más efectivo y potente. Seca, densa y, finalmente, trágica, MAREA BAJA es una muy sólida película de un realizador para seguir teniendo en cuenta.