Sostenida en la menor
El cine de Liliana Paolinelli (Amar es bendito, Lengua Materna) es uno de los pocos que se ha encargado de visibilizar lesbianas en el cine argentino. Margen de error (2019) mantiene algunos de los tópicos con los que la directora ya venía trabajando, pero potenciados desde la comedia, fortaleciendo la narración y haciéndola mucho más verosímil.
En esta oportunidad Paonelli bucea en la vida de Iris (Susana Pampín), una científica que ve cómo su vida cambia drásticamente al sentirse atraída por Maia (Camila Plaate), la joven hija de una amiga, quien se hospedará unos días en su casa.
Margen de error propone una historia que se consolida en pequeños detalles, en aspectos que hasta el momento narraciones de temática LGTBYQ no se habían propuesto trabajar, pensados aquí como parte clave de las historias, escapando a encasillamientos de propuestas que apuestan por lo seguro, por lo trillado para construir sentido
Acá las mujeres protagonistas del relato, y las secundarias también, aman, bailan, cantan, comen, se emborrachan, festejan, desean, gozan, con la misma intensidad de historias heteronormativas y reproducciones clásicas de discursos patriarcales, pero con la sencillez y claridad que solo una directora como Paolinelli puede impregnar en las acciones. En ese animarse a crear un universo diferente para Iris y Maia, en explorar la ciudad en la que viven de una manera casi turística, la propuesta comienza a transitar ya otros aspectos que no solo el cine gay, sino el cine en su más amplia definición, prefiere alejar de sus discursos.
El género para contar la historia de amor y desamor de Iris y Maia es la comedia, con algunos gags y diálogos únicos que sólo en el marco de este relato posibilitan un disfrute mucho más acertado y que además enmarca la historia en una clase social específica, alta, de la que tampoco existe mucho representado y que en interpretaciones de actrices como Mónica Gonzaga, Victoria Carreras, Elvira Onetto, entre otras, suma verosimilitud y fuerza.
El mundo de Margen de error es el de la frescura, el de la llegada del otro para transformar y el de atravesar el arco del guion con estados que alteran los personajes, pero también con la seguridad y el aplomo de la mirada y dirección potente de una realizadora clave para la cinematografía local que le suma a una extraordinaria actriz como Pampín, la rebeldía y novedad de Plaate, descubrimiento maravilloso y único de la película.