Vestigios de una inconmensurable soledad.
María Callas como muchos o pocos saben fue una eminencia en la ópera, una de las mejores del siglo pasado, y porqué no de este siglo también.
Del documental dirigido por Tom Volf cabe aclarar que los 113 minutos de cinta fueron posibles gracias a la colaboración de miles de personas a través de internet durante cinco años, ya que la producción contaba con poco registro de la vida de Callas.
Según mi punto de vista, el documental es posible a partir de una entrevista en blanco y negro que aparece reiteradas veces a lo largo de todo el documental, en la que María Callas se muestra con todas las cicatrices que los años le causaron; el camino de ser una verdadera artista y la incompatibilidad a la hora de poder formar una familia.
Durante toda su carrera observamos la fortuna económica que cultivó y el amor de un público que solo le brindaba admiración y respeto; valores que paradójicamente no pudo obtener por parte de su primer esposo ni de su eterno amor; el griego Aristóteles Onassis.
El documental es sumamente dinámico, con la voz en off de Fanny Ardant quien se entromete en la intimidad de María y las cartas que enviaba a sus amigos contándole lo difícil que era ser ella; que al final de cuentas la vida era ardua y poco llevadera.
Tom Volf realiza un trabajo acertado al hacer un recorrido casi cronológico de cómo la vida de Callas se ve deteriorada por la intervención de la prensa que meticulosamente la colocaron en un lugar grosero al hablar sin ambages de su vida privada.
Creo que este documental es fundamental para entender como un artista lucha consigo mismo para poder llegar a lo más alto de su carrera.