UN JUSTO HOMENAJE
Hoy que el discurso feminista está fuertemente afianzado en buena parte de la producción nacional de documentales, era de esperar que la figura de la directora María Luisa Bemberg fuera tomada como ejemplo de una lucha que, desde el cine, se viene dando hace décadas. Lo bueno aquí es que Alejandro Maci, el director, fue un colaborador habitual de la directora de Camila y ese vínculo permite que el retrato que hace la película suene más a homenaje justo que a oportunismo.
Los temas del presente sobre la independencia y la mirada femenina se imbrican fácilmente con la figura de Bemberg, porque como muestra el documental, su decisión de dirigir llega precisamente ante un espacio que ella, como mujer, no encontraba dentro de la industria del cine. Directora de films emblemáticos y narradora de historias que no eran otra cosa más que la extensión de su discurso oral, la película hace un recorrido cronológico que va demostrando el afianzamiento de su voz y su mirada, fuertemente crítica de sus mismos orígenes de clase alta.
Tal vez el excesivo protagonismo que Maci se otorga a sí mismo entre los testimonios suena un tanto innecesario dentro de un documental que, por otra parte y fuera de ese detalle narcisista, cuenta con los testimonios justos y con una buena utilización del material de archivo. El eco de mi voz es, por tanto, la necesaria valoración de una de las grandes autoras del cine nacional.