Al final del film, una placa reza que en el año 2016 el papá Francisco concedió a María Magdalena la gracia de ser la “apóstol entre apóstoles”, poniendo así fin a la concepción que durante siglos describía a la mujer como una pecadora y adúltera. De esta forma, para el catolicismo, María Magdalena pasó a ser la gran seguidora de Jesús, quizás aquella que debiera haber continuado con la misión de Cristo. Mary Magdelene pone en la pantalla una nueva representación suya, interpretada por Rooney Mara, de su vida y relación con Jesucristo, esta vez encarnado por Joaquin Phoenix.