Esta opera prima argentina que participó en el Festival de Berlín se centra en un chico de provincia gay al que le gusta vestirse de mujer y que debe soportar maltratos y humillaciones constantes, tanto fuera como dentro de su familia. Basada en un caso real.
Basada en una historia real, la opera prima de Rodríguez Redondo que participó en el Festival de Berlín toma como eje la vida de un adolescente que trata de escapar a la gris cotidianeidad provinciana de su sufrida familia de clase trabajadora. Y lo hace maquillándose y vistiéndose como mujer. Su padre (Germán de Silva) y su hermano se dedican al campo y no parecen prestarle demasiada atención pero su madre (la actriz chilena Catalina Saavedra), que es modista, parece notar que algo inusual sucede con él.
Cuando llega el carnaval, Marcos (Walter Rodríguez), que en la vida diaria es tímido y silencioso, ya se ha vuelto la Marilyn del título, desfilando en toda su gloria femenina y dejando entrever la ilusión de otra vida posible en su rostro. Pero, claro, el carnaval es una cosa y la vida cotidiana es otra, por lo que no le será muy fácil convivir con el alrededor, ni aún cuando encuentre en ese ambiente hostil algo parecido a una posible historia de amor.
Este drama cauto se va oscureciendo y acercando a un final trágico que llegará de todos modos de una manera inesperada. Se trata de una película que, aún cuando funciona por momentos en base a patrones clásicos y arquetípicos, pone el acento y el eje en el enorme camino que falta transitar para que una persona como Marcos/Marilyn pueda ser entendida y aceptada por su marco social, cultural y hasta familiar. Los micromundos urbanos y algunas leyes progresistas pueden hacer pensar que estas cosas deberían ser asuntos del pasado, pero en esta suerte de “Lejano Oeste” en el que transcurre el filme, vivir al margen de las convenciones sigue siendo un tema de vida o muerte.