Con un poco de road movie, otro poco de drama familiar, algo de camaradería entre hombres, humor sutil apto para casi todo público y un homenaje musical a Sandro, el director Pablo Stigliani construye una película local que fue rodada en locaciones de nuestra costanera y que visual y estéticamente no defrauda, aunque no puedo decir lo mismo del resto de los aspectos.
Mario (Mike Amigorena) es un padre soltero con una carrera frustrada (en todo sentido) que decide relanzarse como solista intentando grabar un disco. Para ello, su mejor amigo –interpretado por Lair Said– lo está ayudando con cuestiones técnicas y logísticas, lo que significa acompañarlo a cada presentación nocturna y vender su material para juntar el dinero necesario. En ese contexto, el único hijo del protagonista pasa un fin de semana con ellos, el cual acaba siendo un viaje de redescubrimiento para los tres en el que el más pequeño del grupo vivirá sus primeras experiencias adultas fuera de casa, mal que le pese a su madre que lo espera ansiosa en la ciudad.
La premisa del film está interesante, pero al ser llevada a la práctica, la falta de encanto de los actores hace que pierda un poco esa magia que debería tener. No es que esté mal, pero por momentos se siente bastante acartonada, en especial en las escenas de humor. Es verdad que tiene ese no sé qué de humildad, de pueblo, de sencillez… que le da mayor encanto a la historia, sin embargo, no saca provecho al 100% de tener a tres intérpretes masculinos de variadas edades solos en la ruta. No es que pretenda desviar este Tour hacia un camino poco sano, porque sé que no era la idea, pero el potencial estaba y nunca terminó de despegar, haciéndose notable sobre todo en algunos personajes de relleno que no aportan nada. Mario on Tour es una película chica y aceptable, pero no tiene mucho para destacarse en la cartelera de la semana.