Errar es humano (a veces)
En nuestro país existen muchas asambleas o grupos vecinales que se han enfrentado a multinacionales para impedir los atropellos que estas comenten a nivel ambiental y sanitario. El ejemplo más claro de esta lucha es el pueblo de Famatina, La Rioja, el cual en nueve años expulsó a cuatro mineras que se querían establecer en la zona.
Siguiendo esta línea, Mariposas negras es un documental que muestra lo que vienen haciendo, desde hace algunos años, los vecinos de Berazategui, quienes han comenzado a ver mariposas negras sobrevolando sus calles. Así descubrieron que una grave situación amenaza sus vidas: la posible instalación de una subestación eléctrica en el centro de la ciudad. La situación repite lo ocurrido en Ezpeleta, a pocos kilómetros de Berazategui: 170 muertos de cáncer y 117 enfermos son el resultado de la instalación de la subestación de alta tensión Sobral en esa localidad.
Desde un punto de vista práctico, este film resulta importante al exhibir una temática no muy difundida ni conocida por nuestra sociedad y representa de gran valía por la muestra de la lucha vecinal. Las imágenes sobre la organización de las manifestaciones, de las represiones que han sufrido y de los distintos testimonios de quienes participan de la Asamblea como de quienes son víctimas de los males que causan estas subestaciones eléctricas, resultan interesantes en ese sentido.
Sin embargo, el documental falla en la forma en la cual presenta el relato, ya que su manera “circular”, es decir, comenzar en un determinado punto para finalizar en el mismo lugar, aporta más confusión que certeza en un trabajo que debía ser claro para que se comprenda de manera categórica la problemática por la cual luchan los vecinos.
Además, la presentación de personajes resulta un tanto desprolija. La aparición de hombres y mujeres que quizás conmueven con sus palabras, pero que al no ser muy claro sobre cómo conocen aquello que expresan, no terminan de darle un rigor “científico” a un producto que por la temática que aborda se merecía tenerlo.
Tal vez esa falla se puede justificar en el hecho de que el documental busca presentar la lucha vecinal, centrándose sólo en su accionar y en sus componentes. Pero aquí vuelve a errar porque nunca termina de definir qué estilo utilizar, si el de la denuncia social o el del simple retrato de la vida de los asambleístas autoconvocados.
A pesar de sus fallas como relato, la valía de Mariposas negras se encuentra en la exposición de los daños sanitarios que provocan las diferentes subestaciones que son ubicadas sin el mínimo control ambiental correspondiente. Por eso quizás esta vez los errores pueden ser perdonados, porque como dice el dicho “errar es humano”, aunque a veces pareciera que algunos yerros son inhumanos.