Después de su apuesta a la comedia con Moldavsky y Jorgelina Aruzzi en “Ex Casados”, Sabrina Farji vuelve al terreno del documental (como sus trabajos anteriores “Desmadre” o “Los Felices”) para contar la historia de Mariquita Sánchez de Thompson, para muchos una figura vinculada con los libros de Historia de la escuela primaria como la organizadora de tertulias en donde luego se entonó por primera vez el himno nacional argentino. Pero para muchos otros escritores, biógrafos, actores, actrices y para la propia directora, una clara figura de feminismo en el Río de La Plata donde en su historia personal no solamente se pone en juego estar implicada en la liberación de la Nación sino también en su independencia individual.
Farji atraviesa en este trabajo diferentes texturas estéticas con las que va ilustrando el relato: utiliza fotos, cuadros, fragmentos de cartas, reportajes a historiadores y filósofos, el relato en off (con las voces de Victoria Carreras y Fabio Aste) como diferentes formas de poder armar un collage al que se suman las actuaciones de Zoe Gotusso y Mayra Bonard con un cuidado diseño de vestuario y la selección de locaciones atípicas que dan un marco escenográfico creativo y original en espacios completamente despojados y hasta subsuelos en donde la iluminación juega también un rol particular.
Poniendo el foco en una mujer completamente decidida a romper, ya en aquella época, con los mandatos sociales y la ley del hombre, los testimonios de María Saenz Quesada, Dora Barrancos o Adriana Tursi, van ilustrando diferentes aspectos de su vida personal y familiar donde Mariquita se construye como una verdadera figura revolucionaria en busca de una autonomía que se disputa dentro de su propio orden familiar. , mujer revolución se acerca al enigma de Mariquita Sánchez de Thompson y descubre nuevas respuestas para preguntas que aún hoy nos seguimos haciendo.
Más allá de esta imagen de una mujer empoderada en pleno siglo XIX, también hay una historia de amor que va completando la narración, huyendo de un matrimonio por compromiso y buscando su verdadero amor (¡de quien luego tiene la osadía de separarse!), con toda lo que eso significaba para su época: una verdadera mujer vanguardista, una figura apasionada por la construcción de su libertad personal.
Farji acierta en una puesta donde no elige un documental de cabezas parlantes ni se ajusta a ninguna estructura formal. Por el contrario, bucea en todas las posibilidades que les da este gran personaje con implicancias sociales y políticas, para rescatarla del encasillamiento en el dato banal de la mujer en cuya casa se presentó en sociedad a nuestro Himno Nacional, sacándola de esa imagen tradicional en la Historia, donde las mujeres tienen lugares colaterales, para ponerla en el verdadero centro de la acción. En ese tránsito, Farji no puede evitar la autoreferencialidad y mezclarse a título personal en el relato, lo que no sólo suena forzado y resta fluidez sino que además una mirada totalmente externa hubiese favorecido la propuesta.
Zoe Gotusso en la versión más joven de Mariquita y Mayra Bonard en la versión adulta aportan dos improntas bien diferenciadas en donde además, Farji aprovecha un interesante juego visual de mezclar lo antiguo con lo moderno, el miriñaque con un celular, una mujer del siglo XIX con tatuajes y combinar la danza, el canto y la actuación además de aportar dos figuras cargadas de sensualidad.
“MARIQUITA: Mujer Revolución” se propone redimir a una de las figuras femeninas más importantes de nuestra historia y logra sumergirnos en una versión completamente diferente a la que estamos acostumbrados.