Exhaustiva y lúcida mirada sobre la vida de Bob Marley
Los fans del reggae deben haber visto más de una producción con Bob Marley & The Wailers tocando sus grandes éxitos en vivo. Pero difícilmente hayan visto un documental tan completo como éste en todo lo que se refiere a la importancia extramusical del artista que difundio la música jamaiquina internacionalmente.
Kevin McDonald busca por todo el mundo los testigos que pueden hablar sobre Bob Marley, ya sea parientes en Jamaica -incluyendo un primo blanco, ya que su padre lo era- y hasta la enfermera que lo atendió en sus últimos días en Alemania, y hasta la hija del presidente de Gabon, donde Marley fue a tocar sin darse cuenta de que el país era una dictadura.
No es que el director no le dé importancia a la música. Los temas de Marley están presentes a lo largo de todo el film, a veces con imágenes inéditas del cantante y su banda, pero el énfasis está puesto en otro lado que, por momentos, es más interesante. Sobre todo en lo que tiene que ver con la extraña vida personal de Bob Marley y también en su participacion en la vida política de Jamaica en los atribulados y violentos años 70.
La película comienza en Africa, en el lugar donde salían los esclavos para Jamaica, y luego sigue en las colinas donde nació el pequeño Robert Marley. Ahí hay testimonios de su madre, un primo y uno de los Wailers, y luego la acción se mueve a Trench Town, el ghetto donde Marley empezó a concentrarse en la música como método de escaparle a la miseria que lo rodeaba. En esta parte de la película hay que agradecerle al director un soundtrack nutrido de las primeras versiones de los temas más conocidos, pero grabados con más calidad que en los 70, además de otros hits que en la década anterior hicieron furor en las rockollas de Trench Town, pero que ahora no son tan famosos.
También están los sustanciosos testimonios de su esposa Rita Marley, y del dueño de Island Records, Chris Blackwell, así como también de la Miss Jamaica que llegó a Miss mundo y tuvo una relación íntima con el cantante.
Para ver a Marley y los Wailers en acción hay que esperar casi una hora de película, pero vale la pena porque la música está integrada en todos los demás aspectos de este ícono del siglo XX. Y además los registros del músico en vivo no tienen desperdicio, igual que este excelente documental.