Natural Mystic
'Though I've tried to find the answer to all the questions they ask / aunque he tratado de encontrar las respuestas a todas las preguntas que hacen
'Though I know it's impossible to go livin' through the past / aunque sé que es imposible continuar viviendo del pasado
Bob Marley no murió. Bob Marley es eterno. Vive en su música, en la cultura popular, en la influencia religiosa, política, espiritual. Capturar la esencia del verdadero artista, conocer al hombre es lo que Kevin Macdonald consigue en su nuevo documental.
Reconocido sobretodo por sus trabajos de ficción como El Último Rey de Escocia, Los Secretos de Poder o la inédita The Eagle, Macdonald ha conseguido una exitosa carrera como documentalista con trabajos destacados como One Day in September o Touching the Void. Acaso lo más interesante de su filmografía es la forma en que prioriza el perfil humano y a la vez la preocupación de sus personajes con el contexto social y político.
Con Marley, realiza una biografía bastante completa sobre la vida del cantante jamaiquino que dio a conocer el reggae fuera de su país natal. En forma cronológica y sin detenerse a analizar demasiado cada etapa de su vida, sino limitándose a narrarla, comprendiendo el fenómeno musical y al mismo tiempo observando los orígenes del género musical, de la cultura y religión rastafari, el contexto socio – político y musical de Jamaica y el impacto de Marley en diversas partes del mundo, Macdonald da a conocer la vida completa del artista desde la intimidad, a través de las personas que estuvieron cerca de él.
Aprovechando que el documental es producido por el manager de Marley y su hijo Ziggy, se abren las puertas al universo de Robert. Universo con aristas, donde conocemos su pensamiento y donde no quedan afuera sus humildes orígenes, la crianza sin figura paterna (un capitán británico blanco), el rechazo de sus compañeros por su mixtura, su carácter mujeriego y la poca atención que tuvo con sus hijos, pero también, su principal legado: llevar la filosofía de pacificación rastafari, influencia del emperador de Etiopía, Haile Selassie.
Con total transparecia y honestidad, Macdonald deja que los entrevistados hablen. Su interpelación es limitada. No se trata de un documental político, sino de un retrato pacífico y sin prejuicios de la vida de uno de los cantantes más importantes e influyentes de la segunda mitad del siglo XX.
Posiblemente, para los seguidores de Marley, la información no aporte demasiado al conocimiento popular del mito, pero conocer la intimidad, le da un caliz más humano y menos mítico. El material de archivo con entrevistas, testimonios del propio Bob, recitales y fotos es inmenso. La película se detiene lo suficiente es las causas y consecuencias del atentado contra su vida en 1979, así como hace una excelente construcción de los hechos que lo llevaron a su fallecimiento en 1981 sin caer en un lugar común sentimentalista o golpes bajos.
Aunque la mayoría de las imágenes son entrevistas fijas de personajes sentados – mejor conocidos como bustos parlantes – los planos aéreos de Jamaica, así como las recorridas por los barrios humildes de Kingston, le dan una perspectiva más cinematográfica que televisiva. En ese sentido la fotografía de Mike Eley, Alwin H. Küchler y Wally Pfister (colaboradora de Christopher Nolan) le aporta una estética colorida y cálida al documental.
Más destacable como trabajo periodístico casi objetivo, que como producto cinematográfico en sí, Marley es completamente disfrutable gracias al dinámico montaje – a pesar de durar casi dos horas y media - tiene buen ritmo y la duración podría haber sido más extensa incluso, profundizando un poco más en la cultura rastafari y un análisis específico de las canciones de Bob, que lo diferencian de la mayoría del resto de los artistas reggae.