Perro que habla no muerde
El especialista en comedias Tom Dey (Showtime, Shanghai Noon) transita nuevamente por el género con este producto dirigido a la familia y con un perro parlante, el Gran Danés que da título al film.
Atrás quedaron estrellas como Lassie, Benji, Buddy y Un chihuahua en Beverly Hills y abordar un relato contado desde el puntro de vista de un can no parece entregar nada original. Sin embargo, Marmaduke (se estrena en Argentina en su versión doblada al castellano, sin la posibilidad de escuchar las voces de Owen Wilson como el protagonista o de Kiefer Sutherland, como el villano Bosco) sortea las situaciones esquemáticas del guión y logra entretener con sus ladridos made in Hollywood.
El can adolescente y parlanchín, de tamaño enorme, intenta encontrar su lugar en el mundo cuando su familia se muda de Kansas a California y le "entrega" un verdadero paraíso terrenal. Claro que el lugar tiene sus reglas y está dominado por las peleas territoriales generadas entre dos bandos: los perros elegantes y los callejeros.
Simpatizar con la novia del enemigo genera roces, al igual que las fiestas en las que particpan perros de todas las razas. Marmaduke es nuevo en el vecindario (al igual que su familia) y debe adecuarse a las reglas del nuevo espacio que le prometen sus amos, especialmente el padre de la familia.
Sin desbordes, entre bailes (animados con técnicas de CGI), diálogos perrunos bien resueltos y peligros que lo esperan en los acueductos, el film ladra y captura la atención infantil.