Semana tras semana venimos hablando de lo mismo, el cine de terror en nuestra cartelera está marcando una tendencia. El criterio selectivo para traer ciertos títulos que no son precisamente estrenos simultáneos a nivel mundial es por lo menos llamativo.
En la segunda mitad de la primera década del Siglo XXI, hubo una fuerte ola de terror proveniente de Francia que vino a renovar el género con mucha sangre y gran aceptación del público. De esas películas; entre las que podríamos nombrar "Frontiere(s)"," Al’ Interieur", "Ils", o "Haute Tension"; sólo esta última tuvo un limitado y muy tardío estreno por las salas locales casi en conjunto (en verdad posteriormente) con su arribo a la TV por Cable.
El resto, o pasó desapercibida directo a DVD, o ni siquiera eso. Otra de estas películas del “nuevo terror francés” se llamó "Martyrs", del año 2008, escrita y dirigida por Pascal Laugier.
"Martyrs" tampoco se estrenó en Argentina; pero sí lo hace su remake estadounidense realizada siete años después. Quienes toman la posta de Laugier en esta “versión” son los hermanos Kevin y Michael Goetz, responsables de la interesante "Scenic Route", en la dirección; y el guión de Mark L. Smith, quien formó parte del equipo de guionistas de "El Renacido" y escribió los guiones de "The Hole" de Joe Dante y la menospreciada "Vacancy".
Con todos estos precedentes, más la producción de los experimentados de Bloomhouse, podría esperarse como mínimo un producto decente, el resultado demuestra lo contrario.
La historia es la misma, Lucie es una niña de diez años que escapa del cautiverio en un sótano. En el orfanato donde queda recluida con severos traumas psicológicos, Lucie conoce a Anna y se hacen grandes amigas. Pasan los años, y Lucie, ya adulta, continúa con su tormento mental; encuentra a la familia que la torturó de pequeña y planea junto a Anna una venganza que les aguarda para sí horribles sorpresas.
Quienes vieron la original saben lo que pasa luego; quienes no, deberán descubrirlo por ustedes mismos. Lo cierto es que la "Martyrs" de 2008 no se caracterizaba por tener un guión muy elaborado (analizándola en perspectiva es posible que su status de culto sea algo inflado), pero se trataba de un producto carnal, visceral, que no dudaba en arrojar hectolitros de sangre y dejar todo al rojo vivo. Que creaba sensaciones de encierro, sofocamiento, lógicamente asco; y permitía que uno se compenetre con el infortunio de estas dos chicas. Nada de eso se encuentra en este “actualización” a 2015. Troian Bellisario y Bailey Noble, como Lucie y Anna respectivamente, simplemente no transmiten nada.
Allí donde el otro film se hacía fuerte con las interpretaciones de Mylene Jampanoi y Morjana Alaouien en los mismos papeles, quienes pasaban todo el dolor por sus frágiles cuerpos; Bellisario y Noble se comportan como si estuviesen pensando en el próximo proyecto que deben filmar.
Laugier había dejado algunos ítems a la libre interpretación del espectador, o iría planteando dudas para resolverlas en los últimos minutos. Por el contrario, Smith tiene la necesidad de remarcar todo, de dejar todo bien claro casi desde el principio, como suponiendo que este film sería solo visto por quienes ya vieron el original.
Los Goetz no solo redujeron la sangre, le restaron clima, interrumpen el suspenso con un montaje torpe, y se rebajan a una fotografía sucia y desprolija, alejada de los tonos ascéticos de la francesa.
Nos queda ver a Kate Burton en la piel de la pérfida Eleanor, pero ni el placer de rencontrarnos con una vieja estrella suple la decepción que produce la película. Se sabe que en EE.UU. realizan remakes de films extranjeros que les gustan, porque no son muy adeptos a leer subtítulos (mejor no desarrollemos este ítem de su cultura), quizás así encuentre su justificativo. Para el resto del mundo, acostumbrado a ver películas en otros idiomas, esta nueva versión no tiene demasiado sentido de ser.
Lenta – dura muy poco y aun así parece larguísima –, carente de atractivo, dudosamente interpretada, y con una adaptación de guión que trastabilla; podemos pensar que esta Martirio Satánico no es más que una suerte de “devolución de favores” a aquellos directores franceses que en su mayoría posteriormente fueron contratados por Hollywood para realizar remakes de grandes títulos del terror estadounidense con pobres resultados.
Sea cual sea la razón de su realización y su estreno, hay una sola certeza, los mártires esta vez son los espectadores.