Todavía recuerdo el mal sabor de boca que me dejó Martyrs de Pascal Laugier. Fue una experiencia brutal, demoledora, una propuesta totalmente aplastante y pesimista que tardé días en sacarme de la cabeza. Detrás de toda la ultraviolencia presentada en pantalla había un mensaje aterrador y muy profundo, un interrogante difícil de responder y casi imposible de llegar a él. Pero vaya si Laugier llegó, y de una manera insoslayable. Durante años los norteamericanos intentaron revisitar el territorio de la original y su respuesta es Martyrs, una descafeinada versión que resulta sólo pasable para aquél que no haya visto la original, y aún así se queda corta.
La película de los hermanos Kevin y Michael Goetz no es terriblemente aburrida, pero tiene una calidad de telefilm imposible de sacudirse durante todo el metraje. Es una versión sanitizada de la original, con muchos puntos en común sin reimaginar, copiados, y en los momentos en lo que tiene que diferenciarse de su compañera, lo hace pero de una manera muy pobre. El guionista Mark L. Smith, quien hace poco deleitó a la platea con la odisea violenta de Leonardo DiCaprio desde el guión de The Revenant, dijo públicamente que intentó evitar escenas violentas todo lo que pudo para enfocarse menos en ver a alguien siendo torturado y mas en la historia de salvar a un amigo en dificultades. Pero su problema es que la presencia de la violencia era un punto sobresaliente de la francesa, en donde se hacía partícipe a la audiencia del martirio infligido a sus protagonistas. Hacer la vista a un lado es evitar la carnicería, claro, pero también es no meterse de lleno en la temática en cuestión. Y suena hipócrita viendo lo que hizo Smith junto a Alejandro G. Iñárritu hace unos meses atrás.
Seguir comparando es prácticamente inútil, porque la original siempre estará por encima en todos los estándares posibles. Toda situación incómoda en la francesa acá se cambió para que sea más tolerable, y la salvajía europea brilla por su ausencia. Incluso así, Martyrs resultará aceptable para todo aquél que sienta que la ola de extremismo europeo sea demasiado y se acerque a la brutal pregunta que acarrea la(s) película(s). Por sí sola, es un film que dura lo justo y necesario, tiene un poco de sangre pero no mucha para no abrumar al espectador, pero lado a lado con la película que la inspiró sale perdiendo por goleada.