Perdidos en la altura
¿Cuántas veces se puede contar la misma historia de amor? El cine ha probado que muchísimas veces. El tema no es cuánto sino cómo: el tema es la verosimilitud de la historia, la intensidad de los personajes, la precisión de los diálogos y el grado de identificación con el espectador. En ese sentido, como drama romántico, "Más allá de la montaña" falla. Kate Winslet es Alex, una fotógrafa periodística, emocional e impulsiva, que necesita llegar a Nueva York para casarse. Idris Elba es Ben, un neurocirujano prudente y pensante que debe operar de urgencia a un niño. Los dos se encuentran casualmente en un aeropuerto con el mismo problema: su vuelo se canceló pero ellos quieren llegar a destino cuanto antes. Alex le propone a Ben alquilar una avioneta, y ahí empieza la odisea: la avioneta tiene un accidente, cae en una zona montañosa y nevada... y los protagonistas sobreviven. Solos y aislados, con Alex herida, ven cómo los días pasan y el rescate no llega. Entonces empiezan un largo periplo para intentar salvarse. El relato es extenso pero aquí no hay ningún spoiler, porque esto es sólo la mitad de la película. Con "Más allá de la montaña" había cierta expectativa porque el director es el palestino Hany Abu-Assad, que compitió por el Oscar a mejor filme extranjero con "El paraíso ahora" y "Omar". Sin embargo, acá no se notan las huellas del realizador, porque estamos ante un cine totalmente industrial e impersonal. La vieja fórmula de dos personas desconocidas y distintas que se enamoran en un contexto hostil se respeta a rajatabla, paso por paso, y los personajes no tienen la suficiente carnadura como para transmitir sus emociones. Winslet es una actriz brillante, y Elba no se queda atrás, pero esta historia previsible les queda demasiado chica.