Recordando títulos como Viven!, el director palestino Hany Abu-Assad -Omar- salta a Hollywood y cuenta una historia de dos personajes que no se conocen y unen fuerzas para sobrevivir ante situaciones inesperadas y extremas. Ese es el punto de partida de La montaña entre nosotros, un relato que va virando de tono en su tramo final.
El neurocirujano Ben Bass -Idris Elba- y la fotógrafa Alex Martin -Kate Winslet- se ven
empujados a alquilar un vuelo privado para llegar a sus respectivos destinos cuando los vuelos comerciales son suspendidos por una fuerte tormenta.
Ben tiene que realizar una operación de alto riesgo a un niño y ella debe estar a tiempo para su casamiento. Son dos extraños que suben a una vieja avioneta -piloteada por Beau Bridges y en companía de su perro- que, tras sufrir un accidente en las montañas de Colorado, quedan varado en la inmensidad del lugar.
El film concentra catástrofe, tensión y peligro en su comienzo para iniciar luego un largo peregrinaje de los protagonistas, en compañía del can, cuando se dan cuenta que el alimento se acaba y la ayuda no llega. El relato está sostenido por la química establecida entre la dupla protagónica: el Ben encarnado por Elba arrastra un drama del pasado que no termina de hablar con su compañera de aventuras y se muestra distante pero pragmático a la hora de resolver situaciones inesperadas; mientras que Alex intenta saber más sobre el pasado de su compañero en un presente incierto en el que ambos contemplan la idea de la muerte cercana.
Si bien no guarda sorpresas, la película impone la grandilocuencia del escenario natural congelado, un personaje clave dentro de la trama y, que en el título original, es lo que se interpone entre ambos. El hecho de necesitarse uno al otro para sobrevivir los va acercando cada vez más en un improbable romance, no sin tener que pagar luego consecuencias en sus vidas y alterar a aquellos que los rodean. Kate Winslet siempre convence en su rol y le brinda debilidad y fortaleza a su personaje.
Entre heridas, ataques de animales y un cabaña que se convierte en un cálido refugio, Más allá de la montaña entrega lo que promete aunque posiblemente el espectador espere un poco más.