Matt Damon habla con los muertos
El director Clint Eastwood se sumerge en un género que antes no había tocado: el thriller sobrenatural y lo hace a partir de la historia de tres personajes que tuvieron contacto con la muerte.
Si bien Más allá de la vida no es su mejor film, tiene su sello y la trama cuenta tres historias paralelas que finalmente cruzan a los personajes. El primer tramo (cuenta con diez minutos impactantes en la secuencia del tsunami) muestra a una periodista de la televisión francesa (Cécile de France) que vuelve a la vida luego del fenómeno natural que azotó al Sudeste Asiático y dejó cientos de miles de víctimas.
La segunda tiene que ver con un niño que pierde a su hermano gemelo en un accidente de auto y lleva adelante su hogar junto a su madre adicta (Lyndsey Marshall) y, la tercera, sigue los días de George (Matt Damon), un hombre que ha perdido su trabajo y tiene el "don" de comunicarse con el "más allá".
Tanto la periodista como el niño tomarán contacto con George, quien es presionado por su hermano para comerciar con su capacidad de hablar con los muertos, aunque prefiere mantenerse alejado de esa actividad que lo atormenta.
Eastwood juega a varias puntas, pero su dirección es contenida, sin excesos. El relato tarda en comenzar y resulta un poco disperso cuando se trata de un film de "corte fantástico". El cineasta elige el costado nostálgico y romántico sobre el desenlace, como lo hiciera en Los puentes de Madison y explota también la mirada ingenua de un chico en un mundo adulto que no termina de comprender (como en Río Místico).
Todos los personajes buscan respuestas desde "el más acá" para entender y entablar contacto con "un más alla" añorado que tiene que ver con los afectos perdidos. El dilema se resuelve entre visiones, apretones de mano y romance.