Luego de leer las críticas de dos colegas redactores de “A Sala Llena”, he encontrado en ellas un factor común en la redacción “Clint Eastwood está más cerca de acá que de allá”, su participación en la dirección de Más Allá de la Vida lo evidencia claramente. Otros hablan de la ausencia del “toque Eastwood”, personalmente no creo tal “toque” exista, Eastwood ha venido reinventándose en éste, el último tramo de su carrera como director.
El film comienza con una escena a gran escala, nada menos que un tsunami arrasa con una hermosa costa veraniega, derriva estructuras edilicias, posadas, arrastra vehículos, personas, una verdadera catástrofe. Dentro de las víctimas se encuentra Marie (Cécile De France), una periodista francesa que, de vacaciones junto a quien estuviera ligada sentimentalmente, el encargado del programa televisivo donde trabaja, Marie sale a buscar unos presentes para los hijos de éste, a segundos de avistar la gran mareada, queda inconsciente, ahogada, transita unos segundos en el más allá y resucita.
Uno bien podría considerar que por la espectacularidad de las imágenes estaríamos sumergiéndonos en una nueva odisea de Emmerich, pero apenas pasados unos escasos minutos, ese tsunami es infimo en tamaño comparativamente con el desarrollo de narración, estilos y profesional sentimentalismo arraigado a esta maravillosa historia, “el verdadero tsunami todavía está por venir”.
George (Matt Damon) es un persona con una virtud (aunque él la considere una desgracia), es un psíquico, cuyo mínimo roce de sus palmas con otro ser, genera visiones o lecturas, mensajes, recuerdos, vivencias, un perfecto puente de conexión entre los vivos y los muertos allegados.
Más Allá de la Vida, tiene todos los condimentos para ser vinculado a un film de género fantástico y es aquí donde al menos mi visión del film fue dirigida hacia otros encantos, otros temas que vinculan a los personajes principales, basta está decir que son tres, Marie, George y Marcus, un pequeño que pierde a su gemelo. Mas Allá…trata de la soledad, el duelo, la incertidumbre sobre lo inexplicable y cómo éstas tres instancias repercuten de distintas maneras sobre un diversos seres humanos.
La soledad, vinculada a la pérdida, cual un amor o un fallecimiento, en las etapas que ésta involucra, el insostenible dolor y angustia inicial, la búsqueda por salir a flote como sea, el querer buscar una explicación…
A Marie, el suceso le cambia la vida por completo, son diferentes sus necesidades, su óptica, su motor e incesante el cuestionamiento por querer entender o dilucidar qué hay en el más allá, ella lo ha experimentado, lo ha percibido, vivió la experiencia. Su soledad está vinculada al no entendimiento del resto, ya sus requisitos para conecer a alguien han cambiado.
Marcus, es quien más siente la perdida y anhela la vuelta de su hermano, algo que no ha de suceder, ansía el mínimo contacto, extraña, es hasta capaz de quitarse la vida para volver a estar con el. Como un extraño deambula por las calles en busca de una respuesta, en toda actividad estudiantil se encuentra disperso.
George, es quien se siente solo en gran parte por su aptitud, las mujeres lo han dejado por ello reiteradas veces, cuestión que ante su insatisfacción lo obligó a abandonar una actividad redituable relacionada con su don, ha de comprender al resto y sin ser egoista, no quiere ayudar más al prójimo por que entiende que primero debe ayudarse a sí mismo.
Los enfoques de Eastwood a partir de éstos tres personajes, donde también podríamos hacer mención de un cuarto, el de Melanie (Bryce Dallas Howard) (que sirve para entender el descreimiento de George), reflejan el excelente estado narrativo del director, quien no permite que relato caiga en golpes bajos y sensiblería aleccionadora. Vehículo por el cual el film termina o mejor dicho comienza a convertirse en una hermosa y esperanzadora historia de amor.