Más Allá de la Vida representa el último trabajo del gran Clint Eastwood a sus 80 años.
Con las actuaciones de Matt Damon, Cécile De France y los hermanos Frankie y George McLaren el viejo Clint aborda el tema de cómo sería la vida después de la muerte, un tema siempre complicado y controvertido. Quizás la trama de esta historia fue una especie de premonición de alguien que ya se encuentra, lamentablemente, viviendo las últimas primaveras de su vida. O quizás también una manera de demostrar que si el día de mañana él ya no se encuentra con nosotros estará en ese lugar donde uno se siente realizado, como bien se comenta varias veces a lo largo del film.
La historia nos contará las diferentes experiencias que viven tres personajes, situados en distintos lugares del mundo, relacionadas con la muerte. Por un lado, en Estados Unidos para ser más exactos, tenemos a un inexpresivo e infeliz psíquico llamado George Lonegan que conlleva una especie de don -aunque para él represente lo contrario y con el cuál no quiere saber nada- de poder comunicarse con el más allá y así entablar conversaciones con seres que ya no habitan este mundo. En la siempre hermosa París encontramos a Marie LeLay, una periodista que sufre una terrible tragedia que le produce la muerte por varios minutos para luego ser revivida de manera casi imprevista. Y por último, en Londres, tenemos a Marcus un muchachito que acaba de sufrir la devastadora pérdida de su hermano gemelo.
Lamentablemente la historia de Más Allá de la Vida carece totalmente de ritmo narratorio, además de pretender transmitir sentimientos que solo llegan a su cometido en los 30 minutos finales de la cinta. Matt Damon nos pasa una indiferencia pasmosa durante todo el film, las puertas que le cierran a Cécile De France y su experiencia con la muerte pasan inadvertidas; posiblemente la historia que nos conmueva solo en algunos pasajes sea la de los hermanos Frankie y George McLaren, que vendría a ser la que menor lugar ocupa en importancia. Quizás estas palabras puedan parecer un poco duras y créanme que las escribo con todo el dolor del mundo, pero realmente creo que a un director de esta experiencia, creador de grandes hitos del cine y máximo exponente del clásicismo en la actualidad, hay que exigirle bastante más que una película regularona.
Obviamente como toda historia coral en algún momento existirá un encuentro entre estas tres historias, e incluso allí también existe una especie de atadura con alambre para que las mismas logren entrecruzarse, que deja cierta sensación de incredulidad muy importante.
Mención aparte merece ese piano meloso que intenta conmover, pero termina siendo altamente irritable, luego de sus excesivas repeticiones.
Si una película con una carga sentimental tan importante como Más Allá de la Vida, que habla de la vida más allá de la muerte, pasa inadvertida por nuestras sensaciones es porque algo falló de manera garrafal. Algo muy extraño en una persona capaz de tomar una historia tan simple y pequeña como Gran Torino y elevarla a la máxima expresión. Cuesta creer que Eastwood alla sido capaz de hacer un film falto de ritmo, tan trivial y poco profundo en un tema tan complejo como el que trata en esta oportunidad. Tristemente hay que decir que a veces los maestros también pueden equivocarse.
Lamentablemente Más Allá de la Vida es simplemente un mal paso en la extensa y brillante filmografía del gran Clint Eastwood.