Más fuerte que Boston
Película tierna, sensiblera y a veces cursi sobre Jeff Bauman, quien perdió ambas piernas en el bombardeo terrorista de la Maratón de Boston en 2013 mientras esperaba a su tres veces ex novia en la línea de llegada. Más fuerte que el destino (Stronger, 2017) trata sobre la inspiradora rehabilitación de Jeff, sobre el vértigo que la fama le trae como símbolo designado de la esperanza y la maduración de alguien estancado por su propia mentalidad de víctima.
El guión se basa sobre las memorias del Jeff Bauman real, interpretado por Jake Gyllenhaal (además productor). Al despertar en el hospital tras el atentado escribe tres cosas que definen sucintamente al personaje: pregunta por su ex Erin (Tatiana Maslany), hace un chiste sobre el “Teniente Dan” y dice poder identificar a uno de los terroristas. Se lo establece rápidamente como amoroso, con buen sentido del humor y patriota. Inmediatamente los medios se aferran a una foto cual la de Iwo Jima y lo convierten en un héroe popular contra su voluntad.
La repentina dependencia que Jeff tiene de su familia y sus amigos - así como de su ex, que queda arrinconada en el papel de novia tanto por afecto como por culpa - es en teoría trágica pero en la práctica la vida no resulta muy distinta para alguien acostumbrado a no responsabilizarse por sí mismo. Su nueva condición es sintomática de su personalidad y a la vez una oportunidad para que Jeff toque fondo y se mejore como ser humano. En este sentido el título de la traducción, “Más fuerte que el destino”, es incorrecto: el personaje cumple con su destino a pie de la letra.
Gyllenhaal da una actuación que fácilmente podría haber sido nominada al Óscar por todos los matices que maneja el personaje. El elenco es igual de fenomenal (Miranda Richardson y Clancy Brown como los padres de Jeff en particular) y sugiere perfectamente la intimidad de una familia imperfecta pero unida que intercambia puteadas con la misma cordialidad con la que alguien cuenta un chiste. La película, dirigida por David Gordon Green, contiene aquella misma energía espontánea y terrenal con la que suele imbuir sus proyectos.
Más fuerte que el destino es a primera vista y, a fin de cuentas también, un relato diseñado para conmover e inspirar con su mensaje sinceramente motivacional basado en hechos reales. Es fácil imaginar una versión insufrible de esta fórmula pero la película, dirigida con sinceridad e inteligencia, esquiva las soluciones fáciles y los golpes bajos y termina conjugando una historia de genuino poder.