Hace tres años se estrenaba Pitch Perfect (conocida aquí como Ritmo Perfecto) y pasó sin pena ni gloria por la cartelera local.
Tal como dije en ese momento: se trata de una comedia musical irreverente y políticamente incorrecta, algo así como el lado trash de la serie Glee.
Esto le puede gustar a muchos y a otros no tanto. Es para un público determinado.
La secuela que se estrena en Argentina cuatro meses más tarde (al igual que su predecesora) llega consagrada en taquilla y críticas pero sin tanto hype (alborotO) por parte del público como la entrega original. Aún así ya se confirmó una tercera parte para el 21 de julio de 2017 con la vuelta de todo el cast.
En esta oportunidad la talentosa Elizabeth Banks se sienta por primera vez en la silla de directora (para largometraje, hizo cortos ANTES) y si bien no decepciona hay que señalar que la calidad decae un poco en comparación.
Lo mismo sucede con el humor y la escatología, cosa que le daba identidad antes. Ahora está muy disminuido.
El elenco está bien y otra vez Anna Kendrick y Rebel Wilson hacen alardes de sus habilidades en canto y comedia, pero se extraña a Anna Camp, quien aquí solo tiene una participación.
Y la dupla Elizabeth Banks / John Michael Higgins está bien pero se la nota un tanto gastada y con menos chispa.
Pese a los achaques, Más notas perfectas se disfruta bastante y resultará una buena película para los que gustan del género aunque sea inferior a la original.
Esperemos que para la tercera parte mejoren otra vez.