Comedia costumbrista que emula a “Esperando la Carroza”, concepción del arte cinematográfico que atrasa. La ridiculez, más que gracia, da vergüenza ajena. Marcos Carnevale hace un cine anclado en un prototipo de humor que nos retrotrae a lo más banal y básico que nuestra industria ofrecía luego del vaciamiento cultural producido en tiempos de la dictadura. Adaptado de la exitosa obra teatral de Hernán Casciari, en este film abunda el chiste malo que no contagia. Para colmo, el mal gusto para realizar bromas busca sacar una carcajada con una situación que involucra a una mascota que perdió la vida. Imposible. Reincidiendo, tal búsqueda, en una olvidable escena perteneciente a “Granizo” (2021). Aquí, tropieza con una piedra aún más grande que la previsible y torpe película que estrenara Netflix. En “Más Respeto que soy tu Madre” se palpa falta de elaboración a la hora de delinear un grotesco paisaje social. El ofrecido es un vuelo audiovisual que se acomoda mejor al formato televisivo; las salas de cine le quedan grandes. Florencia Peña, en el rol de matriarca, encabeza un elenco que posee otro nombre propio de fuste: Diego Peretti. Capas de maquillaje encima intentan disimular a un intérprete forzado a más no poder. Su flojo tino para elegir papeles llama poderosamente la atención, encadenando una serie de participaciones prescindibles (“Ecos de un Crimen”, “La Ira de Dios”). El retrato es el de una familia disfuncional. No hay alegrías para el abuelo y el fin de siglo se aproxima. Tramo a tramo, todo se plaga de inconsistencias; lugares comunes y estereotipos vertebran una narrativa emprendida con trazo grueso. Alevosos primeros planos que dejan de lado toda sutileza. ¿Qué quedó del director de “Elsa y Fred” e “Inseparables”? Una dirección perezosa, un falso sentimiento de nostalgia y una bajada de línea político-económica que no acaba de cuajar emergen como las características principales de un producto que extravió el tono por completo.