"Los ídolos nunca mueren"
Difícilmente haya otro icono del cine de terror tan versátil e importante como Leatherface, capaz de reinventarse con éxito tantas veces en la pantalla grande.
Si analizamos bien la situación, la respuesta más lógica que encontramos es que Leatherface es el padre del slasher, ese subgénero tan importante dentro del cine de terror y por lo tanto el público todavía lo sigue respetando y valorando como tal pese a los años y todos los personajes que vinieron después.
Cuando en 1974 Tobe Hooper estrenaba “The Texas Chainsaw Massacre” le estaba regalando a los espectadores una imagen tan escalofriante como adictiva: La de un loco asesino corriendo a su víctima con una motosierra y una máscara hecha con la piel de sus anteriores victimas.
Todo lo demás, si bien era interesante y original (familia devenida en caníbales por la desolación y el abandono de un pueblo y adolescentes indefensos en peligro) no llegaba a generar el mismo impacto que esa imagen, imborrable para nuestros ojos y marcada a fuego en nuestros recuerdos más terroríficos.
Si por esas cosas de la vida sos uno de esos bichos raros que nunca vio la primera película original de “La Masacre de Texas”, hacelo cuanto antes y comprobalo vos mismo: La primera aparición de Leatherface sigue siendo igual de escalofriante y aterradora hasta el día de hoy.
Por eso quiero empezar a destacar este trabajo de John Luessenhop, ya que si bien no está a la altura de otras películas más recientes hechas con este personaje (La de Marcus Nispel en el 2004 y la de Johahtan Liebesman en el 2006 me parecieron geniales), cumple con lo necesario para ser un producto digno de ser disfrutado por los fanáticos de esta saga.
De hecho, lo que convierte a este film en algo interesante y entretenido es que se trata de una secuela directa del clásico de 1974 que abre una ventana de nuevas posibilidades concretas para seguir explotando la saga por un camino diferente.
Con títulos iniciales que contienen algunas escenas de la película original, un argumento que instantáneamente te obliga a (por lo menos) echarle un nuevo vistazo a ese clásico, mucha sangre, muchos guiños (incluso el gran Gunnar Hansen tiene un papel clave) y mucho protagonismo de su estrella principal, (el gran Leatherface), “Masacre en Texas 3-D” es una propuesta más que decente.
Recordemos que el mismo Hooper dirigió una secuela en 1986, la cual fue muy bastardeada por la prensa y ciertos fanáticos de la saga. Lo que hicieron los guionistas de “Masacre en Texas 3-D” fue tomar el final de la original y deslizarlo de forma cuidada y respetuosa hasta los tiempos que corren para cargarla de personajes bastante simplones y payasos que terminan siendo de lo peorcito del film.
Nuevamente estos personajes ridículos, que los guionistas se empecinan por poner en las películas de este subgénero, van convirtiendo a medida que avanza el relato a nuestro asesino en un verdadero justiciero.
Atención que el 3-D vale la pena, ya que Leatherface te tira de todo con tal de dejarte bien en claro quién fue, es y seguirá siendo el más capo del barrio cuando en materia de slasher se trata.
Y por eso hay que recomendar “Masacre en Texas” que, pese a todas sus falencias y errores, sirve para demostrar una vez más que la locura por el asesino de la motosierra no morirá jamás.