Cuando la sangre tira
El respeto de un legado. El inefable clan Sawyer, allá por 1974 (de la mano del mítico realizador Tobe Hooper) masacraba sin piedad en Newt, Texas. Y la homicida familia fue ajusticiada y quemada viva por un pueblo en busca de venganza. Pero como sucede en muchos de estos filmes, alguien sobrevive.
Dos décadas después (o sea 1994) la sangrienta herencia recae en Heather (Alexandra Daddario) quien con sus ojazos y curvas peligrosas se entera que es adoptada y presa de su enigmático linaje y suculenta herencia: la mansión de su millonaria abuela.
El filme que implementó a la motosierra como instrumento de tortura y muerte, no tiene casi ningún acercamiento a la original, sólo el comienzo. En aquella masacre setentosa todo era frenético, la hemoglobina se dosificaba y Leatherface parecía matar sin razón alguna. Aquí, Cara de cuero (o Jed Sawyer, a cargo de Dan Yeager) se humaniza. Sigamos.
La hermosa y equipada mansión victoriana en manos de la oscura joven (debe tener varias porque es nulo su gesto de sorpresa) es visitada por su grupete de amigos quien a la mitad del film ya son cadáver en manos del loco de la motosierra. Solo quedará ella y su blonda amiga Nikki, la osada Tania Raymonde, quien también pasará a mejor vida. Entonces, la pregunta: ¿cómo hará John Luessenhop para continuar el filme sin repetirse ni aburrir con el guión?
Recurrirá a la mística pueblerina con personajes secundarios que ocultan secretos y están al acecho: desde el comisario (de los buenos), el alcalde (de los malos) y un abogado familiar que le recuerda a cada rato a Heather que ella es una Sawyer. Y que el filo de la familia será su karma.
Como anticipamos, la humanización del hombre-niño es una jugada vuelta de tuerca. Y por más que haya masacrado a todos los amigos de su primita, ella se pone del lado de Jed (¿atraída por su tétrico pasado?) y le grita “Haz lo tuyo, primo”. Y, obviamente, Leatherface la tiene clara: el efecto 3D parece manchar con sangre al público, la motosierra quiere salir de la pantalla grande mientras corta todo a su paso. Es indestructible.
Este filme muestra la artesanal faena de Jed, el mata despacito, a sierra lenta para delirio de sus fans. Su reducto (con una cortina de huesos humanos) ambienta muy bien a su lúgubre mundo.