Crimen ferpecto
Mariano (Alan Sabbagh) tenía todo listo para irse a vivir con su novia Jackie (Paula Grinszpan), hasta que el inspirado plan de su vividor cuñado lo tentó demasiado. Después de todo, ¿qué podía salir mal? La idea parecía simple: gastar totalmente su tarjeta de crédito, fingir que fue robada y disfrutar de las compras sin cargos ni malas consecuencias. Pero la cosa puede fallar y, efectivamente, lo hace, forzando a la ilusa víctima a abandonar en vano su atesorado auto, un clásico Siam Di Tella.
Ahora, Mariano tendrá que correr de un lado al otro para lidiar con sus problemas: su preocupada pareja, que empieza a preguntar; un impredecible linyera (Andrés Calabria), que usa el vehículo abandonado como hogar propio; los burócratas encargados de chequear que su historia no sea un fraude; y, finalmente, él mismo, que no puede madurar lo suficiente para escapar de su estatus de perdedor.
De esto se trata Masterplan (2012), comedia que sirve como debut en el terreno del largometraje de ficción para Diego y Pablo Levy (quienes se introdujeron el año pasado con el documental Novias - Madrinas - 15 años). Esta vez, ellos se enfocan en los enredos cotidianamente humorísticos que surgen de una mentira que va en aumento, con un guión (coescrito entre los hermanos y Marcelo Panozzo) adecuado a la hora de construir situaciones y definir las particularidades de los distintos personajes, aunque hay obstáculos a la hora del cierre. Esta aptitud también va a la hora de la dirección, concentrada y justa a pesar de ciertas dificultades ajenas.
Sin dudas, el elemento en el que la producción puede pasar de lo correcto es el de las actuaciones. En el rol principal, Sabbagh fácilmente logra empatizar con su rol de eterno fracasado. Mientras tanto, Calabria brilla como revelación en el papel del alocado okupa que sirve como confidente del protagonista, y Grinszpan entrega bien su material como la mujer que se cuestiona seguir aguantando el carácter de su enamorado. En sus breves apariciones, Campi y Carlos Portaluppi también sacan sonrisas como un detective de la compañía de seguros y un perito policial, respectivamente. Algo que sí embarra a la producción es el exceso en el uso de no actores: si bien funciona a la maravilla para Calabria, casi todo el resto de los intérpretes se ve con dificultades, algo que distrae bastante.
Pero, al final de cuentas, Masterplan es un simplemente simpático esfuerzo que por la mayoría del tiempo genera risas gracias a buenas actuaciones, una decente dirección y un libreto preciso, con una buena dosis de situaciones absurdas. Esfuerzos como este dan algo de optimismo por el estado futuro de la comedia nacional, y eso no parece estafa.
@JoniSantucho