Para reír o llorar
Los directores Pablo y Diego Levy (Novias - Madrinas - 15 años, 2011)-, consiguen en Masterplan (2012) una comedia eficaz y con buen timing. Todas las actuaciones son buenas y se adaptan al estilo absolutamente local que transmite la película, cualidad que seguramente ayude a lograr ese humor tan particular que adquiere por momentos.
Mariano (Alan Sabbagh) se está por mudar con su novia Jackie (Paula Grinszpan). Su cuñado le propone, para ayudarlo, poner en funcionamiento un plan supuestamente infalible: comprar artículos para su nuevo hogar con la tarjeta de crédito y luego denunciar el robo de la misma. Pero a la hora de llevarlo a cabo, termina fallando. Mariano denuncia el robo de su auto para completar la farsa, y lo abandona en una calle poco transitada. Pero el vacío y la angustia que le producen dejar su apreciado auto de colección lo llevarán a un estado de desolación que complica su vida social, laboral y amorosa.
Lo inesperado y absurdo de las vivencias de Mariano funcionan articulando un tipo de humor que enseguida produce conexión con el público. Y es fundamentalmente este personaje el que le otorga a la película la comicidad justa, pero ligada muchas veces a lo patético de sus acciones. En esta ambigüedad el espectador no puede más que lograr empatía con su vida, la cual de a poco se desestabiliza abruptamente y pareciera avanzar hacia un sin sentido que pareciera no tener retorno.
Como se dijo anteriormente, el aire local del film está presente desde el comienzo: desde la famosa viveza criolla con las “infalibles” estafas hasta en los diálogos, los personajes (el homeless que vive en el auto de Mariano por ejemplo) y las locaciones. En esta lucidez de captar lo extraño en lo costumbrista se encuentra una de las mejores habilidades de los directores. Donde lo natural, explicable y previsible parece reinar, es donde brota un síntoma casi inexplicable, ligado a lo irracional.
El ritmo de los diálogos, las situaciones absurdas, y un suspenso sutil pero eficaz logran que Masterplan se luzca como comedia, un género que, en Argentina, cada día promete más.