En ocasiones el cine nos puede resultar muy superficial, la sola idea de generar películas taquilleras suele obligar al director a dejar de lado aquello por lo cual uno realmente se introduce en este hermoso medio. Al encontrarse frente a un realizador como Andrew Dominik, se puede observar cómo este refleja plano a plano la pasión que siente por ese film.
Killing Them Softly es una historia de una crisis económica, una crisis en una economía criminal mantenida gracias al juego, en la que el problema es causado por errores de regulación cuando dos ladrones novatos recién salidos de la cárcel irrumpen en una partida de póquer clandestina para llevarse una enorme cantidad de dinero. Es necesario entonces encontrar a los culpables, para que la "economía" vuelva a su curso habitual en los bajos fondos. El inteligente director decide llevar adelante esta adaptación de la novela de George V. Higgins (Cogan's Trade) y situarla durante las últimas elecciones de los Estados Unidos, donde estas cumplirán un rol importante a lo largo del film. Esto se puede hacer notar ya que en todo momento nos da indicios de tales sucesos por medio de radios, televisores, carteles y diálogos entre los personajes. En otras palabras, Killing Them Softly es el microcosmos de una historia más amplia que estaba ocurriendo en Estados Unidos.
No es de sorprender que una apuesta así funcione, ya que Andrew Dominik, la productora Dede Gardner y la diseñadora Patricia Norris trabajaron juntos en la gran The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford, película también protagonizada por Brad Pitt. Una de las cosas a resaltar es el manejo del realismo de los personajes y los diálogos que entablan, lo mismo que cómo el director los expone a funcionar en el nivel más puro del capitalismo, motivados solamente por su deseo de dinero.
El film también cuenta con un reparto de secundarios en el que todos llevan a cabo una excelente labor. Desde Ray Liotta en su papel de organizador de eventos clandestinos, hasta Richard Jenkins como intermediario entre el mundo criminal y el asesino a sueldo, pasando por James Gandolfini, un asesino alcohólico que aparece poco pero tiene sus momentos de esplendor, de igual modo que los otros dos protagonistas de la historia Scoot McNairy y Ben Mendelshon, como los dos ex presidiarios dispuestos a todo por el dinero.
Killing Them Softly es una típica historia de ajuste de cuentas entre delincuentes, casinos clandestinos y asesinos profesionales, en la línea de una ilustración de la política norteamericana. Una película en donde la ironía, el sarcasmo y la comedia negra no pasarán desapercibidas, al igual que las imágenes violentas y provocadoras que en ciertas escenas saldrán expulsadas de la pantalla. Y donde se verá a Estados Unidos no en su forma típica, sino como un descarnado negocio egoísta en donde cada uno se preocupa sólo por sí mismo.