AMOR A LA COLOMBIANA
La historia en la cual un familiar -o ser querido- de una persona asesinada intenta descubrir quién cometió el crimen y busca hacer justicia por mano propia, es un recurso que ya ha sido visto en varias ocasiones. No obstante, la particularidad que tiene el film colombiano Matar a Jesús es que a esta trama conocida le aporta el contexto social del país “cafetero”, implicando un tono único y original.
La película cuenta la historia de Paula, una joven estudiante que presencia el asesinato de su padre, un profesor de ciencias políticas de una universidad pública. Ella logra ver al asesino mientras se aleja a toda velocidad en una motocicleta. Ante la inacción policial y un encuentro fortuito, la muchacha buscará vengar la muerte de su padre.
Desde su inicio, Matar a Jesús propone un retrato social de la juventud colombiana mostrando su lenguaje, sus actividades y su ámbito. Pero a través de él, también se observa toda una sociedad, que entre la violencia y la droga, busca salir adelante.
Con una excelente puesta en escena y los aportes precisos de la música incidental, la producción colombiana va narrando esta especie de policial que nunca llega a alcanzar ese tono, sino que resulta ser un entramado de relaciones dentro del caos reinante.
Y para que esta particularidad se vea en forma exitosa, uno de los principales basamentos es el gran trabajo actoral de sus protagonistas, principalmente de Natasha Jaramillo Loaiza (Paula) que mantiene un tono sombrío en su personaje pero que resulta fundamental para que la trama mantenga la oscuridad y seriedad que posee.
A pesar de no llegar a explotar ni lograr impactar completamente, Matar a Jesús respira realidad por la gran tarea de contextualización, por una destacada tarea actoral y un brillante manejo de dirección que provocan que una historia un poco trillada, resulte fresca, atractiva e intrigante.