En el nombre del padre
La realizadora colombiana Laura Mora toma un hecho de su propia vida como desencadenante para su ópera prima. El asesinato de su padre, un profesor universitario de Medellín, en manos de un sicario cuando llegaba a su casa es el punto de partida de Matar a Jesús (2017), una película sobre el perdón y la resistencia.
Paula es una estudiante de fotografía que un día, como cualquier otro, vuelve de la universidad con su padre. Al llegar a la casa, aparece una moto, se oyen disparos y el cuerpo de su padre yace sin vida en el suelo. La familia no encuentra explicación a lo sucedido y la policía lo toma como un caso más, casi sin importancia alguna. Paula comienza un derrotero por vengar la muerte del progenitor al reconocer al asesino de casualidad una noche cuando salía con sus amigos.
Laura Mora, responsable de la serie Pablo Escobar: El patrón del mal, trabaja en su ópera prima sobre la expiación por sobre la venganza. Paula se sumerge en un mundo de violencia para vengar a su padre pero una vez adentro del laberinto se encuentra con un mundo de miserias y desigualdades donde la ausencia del estado fue reemplazada por el narcotráfico. Paula y Jesús, el sicario, están atrapados en sus mundos, opuestos pero iguales, sin posibilidad de escape. Cada uno sobrevive como puede haciendo lo que puede.
Protagonizada por Natasha Jaramillo y Giovanni Rodriguez, a los que la cámara sigue de cerca casi de manera constante, Matar a Jesús está trabajada en un tono realista, con la estructura del documental de guerrilla en su forma pero con una narrativa ficcional de thriller clásico. Mora utiliza algunos dispositívos eficaces para poner en evidencia la sensación de un universo emocional paralelo.
En Matar a Jesús, Mora podría haber tomado diferentes caminos. Tal vez hubiera sido más fácil apostar a una venganza que no conducía a ningún lado, pero acertadamente tomó el opuesto, y no el de un perdón explícito, sino el de las formas de resistencias que tienen dos jóvenes de diferentes coyunturas sociales que se encuentran atrapados en un mismo laberinto, el del narcoestado.