Medellín, Colombia. Un hombre va a abrir el garaje cuando es asesinado por un motoquero. Policías y fiscal lo único que hacen es robarse el reloj del muerto. Meses después la hija se cruza con el asesino y empieza una curiosa relación con la idea de conocerlo y ajusticiarlo. Tucumán, Argentina. Una mujer sale del cajero y es agredida por dos motochorros, quedando desmayada en el suelo. Uno de los tránsfugas se apiada de ella, pero aprovecha que perdió la memoria para instalarse en su casa fingiendo ser un viejo conocido de la familia.
Así empiezan "Matar a Jesús" y "El motoarrebatador", dos estrenos del día. Ambos de mucha fuerza, pintura realista, buen suspenso y buenos intérpretes, sobre todo el elenco tucumano-uruguayo. Hay otro punto en común: en ambos va surgiendo una curiosa relación, casi diríamos afectiva, entre víctima y victimario, relación mantenida con engaños, que puede llevar a un climax bien fuerte, o a un derivado más piadoso, según la capacidad de odio o de perdón que pudiera tener la víctima. Y la relativa ternura del victimario, en el fondo un inmaduro más o menos querible. La diferencia está en el mejor enredo de la historia local, y en el tono, con momentos de poesía visual y erotismo sugerido en un caso, y momentos de humor y picardía en el otro. Autores, Laura Mora, codirectora de la serie "Escobar, el patrón del mal", y Agustín Toscano, codirector de "Los dueños". Para tener en cuenta: "Matar a Jesús" tiene acabado final en laboratorios argentinos, música de Sebastián Escofet, y parte de un hecho real sufrido por la propia Mora.