Dos hombres: Pastor (Ever Enciso) y Dionisio (Aníbal Ortíz), habitan un territorio hostil, conviven con ellos ese paisaje entre el rio y un toque selvático, los sonidos y una tarea desagradable enterrar cuerpos sin vida durante la dictadura en 1978.
La cinta tiene tensión y el desconcierto cuando aparece un tercer personaje Mario (Jorge Román, serie tv Monzón) que está herido y debería estar muerto, pero ellos no se animan a matarlo y deciden pensar cómo resolver esta situación. Nos encontramos con pocos personajes y diálogos acompañados de actuaciones sólidas, el horror de la dictadura, la incertidumbre, el dolor y el encierro. Este film también funcionaría muy bien como una obra de teatro.