Hace apenas una semana se estrenó Spiderman: sin camino a casa, cuyo guion parece haber sido escrito por el fandom de los seguidores de Marvel y eso la transformó en una caso extraño de película, acerca de la cual no había que esforzarse mucho para saber qué iba a contar ni cuántas sorpresas contenía. En todo caso, lo que faltaba ver era en qué momento iban a ocurrir las cosas que las redes sociales habían anticipado. Ahora llega Matrix: Resurrecciones y se convierte en otra “película evento”, esos films que son artefactos culturales que sobrepasan el fenómeno cinematográfico ampliamente.
Pero vayamos al hecho en sí, Matrix fue en el momento de su estreno una película rupturista que entregó nuevas imágenes. En aquel comienzo pasaban cosas que nunca habíamos visto en una pantalla y los hermanos Wachowsky lograron así una especie de status de directores de culto. ¿Era una buena película? Quedó en la historia y con eso alcanzó para hacer dos entregas más. La segunda no estaba mal en sus momentos de acción pero mostraba una especie de disloque en lo que hacía a la parte filosófica o como quieran llamar las monsergas que nos volcaban desde la pantalla. La tercera parte fue directamente una especie de rave, con altas dosis de imaginería religiosa. Básicamente no se entendía nada.
Ahora “los Wachowsky” son “las Wachowsky” y sus carreras lucen irregulares. Si bien han demostrado ser visionarios en cuestiones estéticas, nunca volvieron a convocar grandes audiencias y su serie para Netflix “Sensei 8” fue un experimento fallido.
Con ese panorama, cómo no iban a sucumbir frente a las presiones de los fans y de la industria para volver a su marca registrada de hace 20 años. Vuelve Neo, vuelve Trinity, vuelve Morfeo y van a contar la misma historia pero con leves variantes. En el camino, de paso nos vuelven a mostrar imágenes de la primera entrega y nos cuentan un poco qué pasó en estos 20 años.
Neo es programador de juegos de video y la empresa recibe la oferta de volver sobre el primer juego y hacer otra trilogía. No hay forma de negarse a semejante proposición porque sus socios de Warner, que a la vez es la empresa la película que estamos comentando, “van a hacerlo con o sin nosotros”. Un personaje se queja a los gritos durante un tiroteo del constante reciclaje y dice que antes todo era mejor y original. A esa altura, Matrix: Resurrecciones dialoga con ella misma como producto y de paso nos dice los que estamos sentados en la butaca que sabe que esto es como regurgitación de un pastiche del pasado, pero que nosotros, el público, somos parte del problema, así que mejor que no finjamos indignarnos.
La novedad esta vez es que lejos de concentrarse en las escenas de acción, la película va para el lado que las anteriores películas ignoraron o dejaron un poco al costado, es decir, la relación amorosa entre Neo y Trinity. La química entre Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss está intacta y eso ayuda a que la trama romántica cobre sentido, mientras que todo el resto siguen siendo pantallas de un juego que se repite una y otra vez.
¿Es divertida? Bastante. ¿Funciona? Si, pero en el medio meten un parloteo pseudo científico con dejos filosóficos que deja bastante que desear. ¿Llegarán a tener una nueva trilogía? Quién sabe, igual hay franquicias menos prestigiosas que siguen sumando entregas, así que todo puede ser.
MATRIX: RESURRECCIONES
The Matrix Resurrections. Estados Unidos, 2021.
Dirección: Lana Wachowski. Guion: Aleksandar Hemon, David Mitchell y Lana Wachowski. Intérpretes: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Yahya Abdul-Mateen II, Jada Pinkett Smith, Jessica Henwick, Priyanka Chopra, Jonathan Groff, Ellen Hollman, Brian J. Smith, Max Riemelt, Lambert Wilson y Andrew Caldwell. Música: Johnny Klimek y Tom Tykwer. Fotografía: John Toll y Daniele Massaccesi. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 148 minutos.