Dirigida por Lana Wachowski, (por primera vez sin su hermana Lilly en esta saga) y con su firma en el guion junto a Aleksandar Hemon y David Mitchell, llega la cuarta entrega de "Matrix", luego de "The Matrix" (1999), "The Matrix Reloaded" (2003) y "The Matrix Revolutions" (2003). Más allá de que este tipo de films son muy atractivos visualmente, y la primera entrega fue un viaje espectacular...aquí estamos lejos de eso. Hace muchos años, la industria viene aferrándose a grandes éxitos para hacer secuelas, spin-offs y remakes que generalmente arruinan lo que disfrutamos con el material original, al no generar sorpresa alguna. Sin spoilear, sólo diré que aunque la trilogía tuvo un cierre, aquí se hizo lo necesario para reflotar a Thomas A. Anderson, alias Neo (Keanu Reeves) un deprimido diseñador y programador de videojuegos, y a Trinity (Carrie-Anne Moss). En esto tiene mucho que ver "El Psicólogo" (Neil Patrick Harris) de Thomas, provedor de las famosas pastillas azules, y ninguno recuerda su pasado, aunque Anderson tiene sueños y visiones que lo atormentan. En el extenso film (2 horas 28') Morfeo (Yahha-Mateen II) también regresa, (se extraña a Laurence Fishburne) para ofrecerle la pastilla que abrirá la puerta a la Matrix que se hallaba cerrada. Parte del elenco se renovó con Bugs (Jessica Henwick), la joven con el tatoo del conejo blanco, quien descubre que dentro de la Matrix hay un bucle que comienza a repetirse, y se conecta con Neo y Trinity. Son de la partida, además de los mencionados, el nuevo Agente Smith (Jonathan Groff) como el socio de Thomas, la Capitán Niobe (Jada Pinkett Smith), Christina Ricci (en un breve rol), Lambert Wilson y Sati (Priyanka Chopra Jonas). Como saldo positivo, buenas actuaciones, algo de humor y buen CGI.