La nostalgia de lo real tiene acá su cifra amorosa. Todo el film pasa por el reencuentro en lo real entre Neo y Trinity, personajes míticos para los miembros de nuestra especie que han sobrevivido y conseguido burlar el poder de las máquinas construyendo una especie de ciudad secreta. En esa comunidad futura algunas máquinas han conquistado el azaroso entrelazamiento que define al Homo sapiens: sentir y pensar. En la ciega trama la materia adquirió consciencia en los seres humanos. Las máquinas en este universo de ficción también, y algunas, además, ya son seres sintientes. La secuencia en la que personas y máquinas trabajan en un laboratorio es un pasaje visualmente hermoso y discretamente utópico.