Interesante debut de Hernán Rosselli en el largometraje
“Mauro”, primero de los tres largometrajes argentinos en la Competición Internacional del BAFICI, tiene más de un aspecto rescatable.
Quizás el mayor atributo del film del debutante Hernán Rosselli sea el saber contar una historia verosímil evitando regodeos formales, muy habituales en otras producciones nacionales recientes.
Ambientado en la periferia sur de Buenos Aires (Lanús, Temperley) presenta a Mauro, un joven que se gana la vida como “pasador” de billetes falsos y que decide dar un paso más adelante instalando con un socio un taller clandestino de falsificación de dinero.
Dos mujeres muy disímiles completan el núcleo de personajes centrales de la historia. Una de ellas es la pareja de su colega, cuya frialdad contrasta con Paula a quien Mauro conoce en un bar nocturno. Proveniente esta última de una zona vecina (Llavallol), será la víctima por desconocimiento de la actividad ilegal que realiza el personaje que da nombre al film.
La película refleja muy bien el medio lumpen y violento en que se desenvuelven los personajes donde son comunes los ajustes de cuentas, traiciones y delaciones que tendrán incidencia en la progresión del relato.
Habrá también algunas referencias cinéfilas como las que se desprenden de los comentarios de la abuela de Mauro sobre películas como “La princesa que quería vivir”, que califica de “comedia con final triste”. O también, cuando sin dar el nombre del film, se refiere a las tres versiones de “Motín a bordo”. Nombra al actor de cada una de ellas: Marlon Brando, Mel Gibson (“El motín del Bounty”) y la más antigua con Clark Gable, pero aquí la abuela (o acaso Rosselli) se equivoca y señala a Errol Flynn en su lugar.
Entre los méritos de “Mauro” otro punto alto son las actuaciones con artistas de nombres desconocidos, al menos para este cronista, sobresaliendo la joven que interpreta el personaje de Paula sin desmerecer a Mauro Martínez en el rol central.
Es probable que “Mauro” no gane ni seguramente merezca el premio a la mejor película, pero tampoco sería justo que se vaya con las manos vacías.