Tan lejos, tan cerca
La premisa de la película es interesante: un piloto de la fuerza aérea norteamericana lucha en la “guerra contra el terror” pero no en Afganistán sino desde Las Vegas, en un búnker, sentado en una computadora desde la cuál pilotea un drone con el que lanza misiles al enemigo como si se tratara de un videojuego. Esta cuestión de matar sin poner el cuerpo le trae diversos problemas éticos y morales al hombre, interpretado por Ethan Hawke.
Máxima precisión (Good kill, 2014) plantea el dilema ético/moral que provoca en el protagonista el acto de matar a distancia y desde un lugar de omnipresencia. Situación que le trae diversos problemas con su familia y con el alcohol. La situación se agrava cuando queda bajo el mando de la CIA, que le envía la orden de exterminar civiles.
El film dirigido y escrito por Andrew Niccol puede pensarse desde la construcción de los espacios. A saber: está el espacio virtual donde se vislumbra la guerra contra los talibanes mediante una pantalla -desde la visión de poder y superioridad que otorga la toma aérea-, está la ciudad de Las Vegas, ciudad ficticia en medio del desierto, llena de luces y glamour que esconde el búnker desde donde se invade a otro país. En ese punto el búnker, la casa en los suburbios y la carretera (que une uno y otro espacio), actúan de manera particular.
El punto de vista del protagonista determina el dedo que señala, que juzga sobre aquello que observa a diario desde el drone. Situación que le genera un conflicto de poder e impotencia en su accionar. El hombre es piloto pero no se sube a un avión, es verdugo pero no ejecuta bajo su responsabilidad, es padre de familia en su hogar pero no logra establecer su rol, está en el desierto de Las Vegas pero sus días transcurren en otro desierto, el de la virtual -para él- Afganistán. Cuestión que le proporciona un gran conflicto de identidad personal que se traspone al papel de los Estados Unidos en la comentada guerra.
Máxima precisión es una película más de entre las tantas que asume responsabilidades y cuestiona el accionar de los Estados Unidos en la denominada “guerra del terror”. Claro que dicho rol nunca se pone en crisis, sino simplemente la manera de ejercerlo. Nunca dejan de ser los salvadores del mundo, la escena final que no adelantaremos aquí, lo confirma. Sin embargo y en cuanto a la puesta en crisis de sus metodologías, es óptimo y hasta necesario que estos planteos se pongan en imágenes.