Luego de colaborar juntos en Gattaca y en El Señor de la Guerra, el realizador neozelandés Andrew Niccol (La Huésped) y el actor Ethan Hawke (Boyhood: Momentos de una Vida) se reúnen para explorar los dilemas éticos actuales por el uso de drones en situaciones bélicas en el nuevo largometraje Máxima Precisión (Good Kill). Con un reparto que incluye a Zoë Kravitz (X-Men: Primera Generación) y Bruce Greenwood (Star Trek: En la Oscuridad) y January Jones (Mad Men).
El escritor, productor y director Andrew Niccol viene de un fracaso artístico y comercial con su film La Huésped, pero para su nuevo trabajo tiene como protagonista a su colaborador Ethan Hawke, conocido por su versatilidad y por su participación tanto en films de género como en films independientes como Daybreakers: Vampiros del Día o Boyhood: Momentos de una Vida. Esta colaboración ha dado sus buenos frutos y en Máxima Precisión ha resultado en otro resultado positivo para la dupla.
Cada generación tiene su film de guerra que refleja no sólo la tecnología de la época sino también los desafíos sociales, morales que se enfrentan por dicho conflicto bélico, En el caso de Máxima Precisión el uso de drones para matar seres humanos hace del film un producto muy atípico en lo que a drama bélico se refiere: ya no hay lucha cuerpo a cuerpo, no hay soldados con pistolas atrincherándose, las tropas ya no desembarcan en una playa en territorio enemigo, etc. Ahora los soldados se quedan en sus casas, usan un joystick para matar gente a medio mundo de distancia y ven la guerra a través de un monitor HD.
Inclusive la película muestra al personaje principal sufriendo las consecuencias psicológicas del daño colateral que causa, con síntomas parecidos al Síndrome de Stress Post Traumático. El protagonista empieza a desilusionarse con su trabajo y a desconfiar de la efectividad de las misiones en las que participa (Algunas de ellas son operaciones clandestinas de dudosa moralidad comandadas por la CIA). Todo esto causa problemas en su vida familiar, el personaje comienza a alejarse de su familia y a acercarse a su compañera de trabajo.
Máxima Precisión contiene demasiados diálogos, algunos de ellos muy obvios y carentes de sutileza en los puntos que quiere remarcar, pero gracias a las actuaciones del reparto, llegan a pasar desapercibidos. Otro elemento que puede llegar a ser criticable es el final de la película, debido a que es considerablemente menos oscuro y depresivo que el resto del film, pero al menos no contradice a la naturaleza del personaje de Hawke.
Visualmente lograda gracias a un gran trabajo de fotografía y de cámara, el largometraje logra ser visualmente dinámico a pesar de que los personajes están la mayor parte del tiempo en oficinas, cuarteles militares, etc. La música de Christophe Beck (Ant-Man: El Hombre Hormiga) resulta más que adecuada para el tema que se trata y la dirección de Niccol es simple y precisa. El film logra ser bueno gracias a la correcta actuación de Hawke, quien se muestra emocional a pesar de interpretar a un personaje emocialmente cerrado en sí mismo, gradualmente mostrando sus distintas facetas sin traicionar a la naturaleza del personaje.
Máxima Precisión encuentra al realizador Andrew Niccol volviendo a estar en forma luego de su traspié con su anterior trabajo, y a Ethan Hawke haciendo gala de su consistencia como actor. El trabajo de ambos potencia a este largometraje controversial y muy actual a los tiempos difíciles que corren.