En 2014 comenzó en el cine la historia de una de las sagas adolescentes más sólidas y que mantuvieron una calidad constante. “Maze Runner” vino a reemplazar el lugar que dejó “Los Juegos del Hambre”, trayendo una propuesta atractiva y con mucha acción. Ahora nos encontramos con el final de esta trilogía.
Basada en las novelas de James Dashner, “Maze Runner” se centra en Thomas, un joven que se despierta en un ascensor y que llega a un lugar desconocido, donde habitan todos chicos como él, sin recuerdo alguno más que su nombre. Primero debieron enfrentarse a un laberinto con criaturas peligrosas, el cual cambiaba su recorrido de la noche a la mañana. Pero algunos lograron salir, dándose cuenta que formaban parte de un experimento para encontrar la cura a la “llamarada”, una enfermedad degenerativa pero que, de alguna manera, algunos adolescentes eran inmunes. Ante la aparente salvación de un grupo de rescate, Thomas y su equipo se dieron cuenta de que nunca salieron del sistema y que seguían en posesión de C.R.U.E.L. Es así como se escaparon y tuvieron que sobrevivir en el desierto para encontrar a la resistencia. Pero ante la pérdida de la batalla inicial y el secuestro de algunos de sus compañeros, en “Maze Runner: La Cura Mortal” Thomas arriesgará todo para salvar a su amigo Minho y buscará destruir a C.R.U.E.L de una vez por todas.
Al igual que en sus antecesoras, este film tiene un ritmo frenético que se mantiene durante casi dos horas y media de metraje. Desde el principio hasta el final los protagonistas son expuestos a situaciones límites con diferentes idas y vueltas. Las escenas de acción están muy bien realizadas, con coreografías atinadas y buenos efectos visuales. La ambientación es imponente y la banda sonora acompaña de buena manera.
Existen algunas cuestiones narrativas que no terminan de cerrar, como ciertas habilidades adquiridas por el grupo de jóvenes, que si bien pasaron por muchas y distintas pruebas en las películas anteriores, no es posible, por ejemplo, que se hayan vuelto expertos tiradores con gran puntería. Lo mismo ocurre con algunas escenas que son demasiado espectaculares para ser verdad u otras que son bastante predecibles y trilladas, algo que produce una menor credibilidad, incluso dentro de este mundo distópico.
De todas maneras, podemos observar que en la adaptación de la saga de James Dashner se tomaron decisiones arriesgadas (y justificadas) en cuanto a los arcos de los personajes y a sus acciones. Tenemos algunas sorpresas, a pesar de su latente predecibilidad, que hacen que el relato avance y tome un rumbo determinado.
Con respecto al elenco, nos encontramos con un grupo un tanto más crecido (ya pasaron tres años desde el estreno del segundo film), demostrando una mayor madurez actoral y un ensamble muy sólido, debido a que los actores ya se conocen y trabajaron juntos. A diferencia de la cinta pasada, no tenemos la introducción de nuevos personajes, pero sí se le dedica mayor tiempo a algunos y a otros se los deja más de lado porque ya no hacen a la trama.
En síntesis, si bien “Maze Runner: La Cura Mortal” presenta algunas inconsistencias en la ejecución del relato, es una película que cierra de manera acertada la última parte de la trilogía. Con algunas decisiones bastante jugadas, la cinta ofrece casi dos horas y media de puro entretenimiento, buenos efectos visuales y un sólido elenco que concluyen una historia original y atrapante.