Allá por 2004, llegamos a una isla desierta y misteriosa, sin saber cómo ni por qué habíamos terminado ahí. Hoy, diez años más tarde, nos encontramos de repente dentro de un área rodeada de muros, sin memoria y con menos pistas. Los interrogantes son los mismos, pero esta vez parecen tener respuesta.
Con elementos de “Lost” y otros íconos de la ciencia ficción, llega esta nueva adaptación de una saga para jóvenes adultos. Si bien el panorama es -sí, adivinaron- otra vez el futuro distópico, la historia es bastante innovadora y fresca dentro de su género.
Todo comienza cuando Thomas es enviado a formar parte de un grupo misterioso de supervivientes, que está tan desorientado como él, sin ningún indicio sobre su pasado o quién los puso ahí. El novato no estará tan dispuesto a aceptar vivir sin respuestas, y se empeña en tratar de desentrañar los secretos que se esconden tras su nueva y desconcertante realidad. Pero la curiosidad no es siempre un don, sobretodo cuando viene de alguien que de un día para el otro puede alterar el panorama conocido y seguro de un grupo ya establecido, por uno nuevo e incierto.
La premisa del (o la) joven mesías que llega para cambiar todo porque es especial parece bastante quemada a esta altura, pero “Maze Runner” nos cautiva con tantos interrogantes de entrada que es difícil no engancharse con los misterios de la historia. En su búsqueda de respuestas, el grupo de protagonistas deberá enfrentarse permanentemente a situaciones de logrado suspenso y acción, que le dan a la película un ritmo frenético y sin baches.
El director Wes Bell debuta en este largometraje con un currículum de efectos visuales a sus espaldas, y se las ingenia para sostener una superproducción sin abuso de CGI ni grandes estrellas. La elección del cast se apega a la filosofía de usar caras poco conocidas para asociar a los actores directamente con los personajes, y no con sus trabajos anteriores. Siendo tal vez la única excepción Thomas Brodie-Sansgster en el papel de Newt, famoso desde niño por su trabajo en “Love Actually” (2003) y recientemente en la serie “Game of Thrones” como Jojen Reed.
La elección del protagonista es impecable, y fundamental para sostener un elenco en el que no todos brillan. Si bien Dylan O’Brien (Thomas) ya contaba en su carrera con un popular rol como el mejor amigo del protagonista de la serie “Teen Wolf“, en esta película rompe absolutamente con el personaje que lo hizo famoso entre los adolescentes y nos entrega a un Thomas tan creíble que se come la película, convenciendo a adultos y jóvenes por igual.
El no lector podrá disfrutar de esta película sin información previa, y el lector encontrará una adaptación bastante fiel. Con los cambios necesarios en la historia para llevarla a la pantalla grande, los guionistas fueron asesorados por el mismísimo James Dashner, autor de la saga que hace unos meses visitó nuestro país. Habiendo tenido una repercusión nunca antes vista para un escritor invitado a la Feria del Libro en Argentina, cabe esperar como mínimo la misma recepción para la primera entrega de la saga en cines.
Veremos si la historia logra seguir sumando filas a su ejército de fans y teorías sobre los misterios sin resolver.