Adrenalina y escapes en una sólida continuación
La segunda parte de la trilogía de acción y ciencia-ficción escrita por James Dashner resulta intensa, vertiginosa y agrega una cuota de terror. Varios secretos quedan por conocer de la mano del grupo de jóvenes que escapa de la misteriosa organización conocida como C.R.U.E.L.
Bajo la batuta de de Wes Ball, el mismo realizador de la primera parte, llega este segundo eslabón basado en la novela para adolescentes escrita por James Dashner, que sitúa la acción en un mundo apocalíptico condicionado por La llamarada, una enfermedad que se extendió por todo el planeta.
Más atrapante e interesante que otras sagas como Los juegos del hambre y Divergente, Maze Runner: Prueba de Fuego mantiene y hasta supera el nivel del film original. Después de afrontar los recovecos de El Laberinto y a sus monstruosas criaturas conocidas como "penitentes", la segunda entrega retoma la acciòn y la intriga que dejó la anterior pero manteniendo ocultas aún varias explicaciones que se revelarán el año próximo en Maze Runner: The Death Cure.
Thomas -Dylan O'Brien-, Newt -Thomas Brodie-Sangster-, Teresa -Kaya Scodelario- y el resto de los larchos son encerrados en una base militar donde unirán fuerzas con un chico solitario -y muy despierto- y buscarán pistas sobre la poderosa organización conocida como C.R.U.E.L. Hay muchas preguntas y pocas respuestas.
Entre conductos de aire y un laboratorio donde se realizan extraños experimentos, el grupo deberá emprender la huída -en una secuencia impactante que no da respiro- y enfrentar el caos exterior que les reserva además varias sorpresas. Una banda de la "resistencia" -con los líderes encarnados por Giancarlo Esposito y Rosa Salazar- también cobrará protagonismo dentro de esta historia que tiene villanos despiadados, recuerdos borrosos de la infancia de Thomas y un desierto tan peligroso como en su momento lo fue El Laberinto.
El agregado de una cuota de terror - muy del estilo de The Walking Dead- no viene nada mal considerando que es sólo una más de las eficaces vueltas del film que pone cabeza abajo tanto a los personajes como a los espectadores en un universo derrumbado en el que todo pende de un hilo.
En una civilización que ya prácticamente no existe y manteniendo los códigos de una amistad inquebrantable , los personajes luchan por descubrir su verdad. "Estoy harto de huír" asegura Thomas en un momento, y deberá tener paciencia, porque la trama avecina un gran desafío.