Mazinger Z Infinity

Crítica de Johanna Garabello - Malditos Nerds - Vorterix

MANDALE MECHA

Celebrando el 45 aniversario de la primera publicación de Mazinger Z y los 50 años de Go Nagai como mangaka, llega al cine la última batalla de Koji Kabuto.
Hace 10 años, Koji Kabuto y Tetsuya Tsurugi pelearon juntos con el Mazinger Z y el Great Mazinger para derrotar al Dr. Hell y sus legiones de monstruos robots, y así salvar al mundo. En la actualidad, están grandes y más centrados. Los robots son piezas de museo, el Dr. Yumi ahora es Primer Ministro de Japón, con Sayaka como directora de la planta de energía fotónica y Jun ahora está esperando un hijo de Tetsuya; y Koji ahora es un científico. La paz traida por la última batalla de Mazinger y la energía fotónica no dura demasiado, ya que el equipo de Sayaka descubre dentro del monte Fuji un Mazinger gigantezco y el ejército del Dr. Hell emerge de las sombras y terroriza al mundo. Sólo Koji y su equipo pueden salvar al mundo otra vez.

Cincuenta años después de su debut como mangaka, el 2018 es el año de Go Nagai. Con el éxito rotundo de Devilman Crybaby, el hype de la espera de Cutie Honey Universe, tenemos una producción totalmente original, llena de acción, aventura y mechas, con el personaje más icónico de su carrera, Mazinger Z. Hilarante, cruda, algo infantil pero indudablemente entretenida, la serie de 1972 marcó un camino para como tenían que ser las series de robots que vinieron después de ella. Con infinidad de secuelas, spin-off, re-runs, Mazinger Z Infinity es el regreso del gigante de acero, quien dependiendo de quién lo pilotee, tiene el poder de volverlo un Dios o el peor de los Demonios. Y acá es donde se pone interesante, porque esa es la pregunta que se le plantea a Koji Kabuto, sobre lo que el podría convertirse al subirse al Mazinger Z.

Cuarenta y cinco años después de la primera publicación del manga y muchos años después de su finalización, ésta pregunta vuelve a hacerse una vez más cuando nuestro protagonista, debe volver a enfrentarse con el inconcebible y casi ilimitado poder de un Majin. Plantea la fina línea entre ser un protector y un destructor, ante un poder totalmente amoral. Porque el propósito del mismo, lo define quien lo emplea, con sus propios valores y convicciones. Dato de trivia (que refuerza mi punto), éste concepto está planteado en el mismo nombre Mazinger, porque lo componen los caracteres ¨Ma¨ para demonio y ¨Jin¨ para dios -Majin Go!-.

Con ésta idea, quizás un poco pretenciosa, la película se centra en las cosas más simples de la vida. En un universo lleno de figuras más grandes y poderosas que cualquier humano, con héroes y robots gigantes, es lo ordinario lo que define lo extraordinario al final del día. Y como una niña que miraba VHS piratas gallegos de Mazinger Z en Villa Lugano y que desde ese entonces creció para volverse más o menos un adulto; a la nena le encanta la acción y el despiole de CGI hermosamente animado y ejecutado, pero a la Johanna más actual, fue una grata sorpresa encontrarme con una trama que creció con sus fans.

Si bien a la película le sobraron un par de minutos de exposición, la trama no se torna uber complicada, en gran parte porque no se olvida de donde viene. No se siente como un episodio de tele estirado, pero al mismo tiempo, no se averguenza de haber sido un show para chicos, y lo celebra cuando tiene que celebrarlo y se pone seria cuando lo necesita. Mazinger Z Infinity se mantiene fiel a todo lo que hacía sólida a la franquicia y lo ejecuta perfecto. Sus personajes interesantes y complejos con sus relaciones interpersonales, su humor simple y espectaculares escenas de acción. Esto no es un reboot o una reimaginación de la serie. Es la finalización de una serie que empezó hace 45 años, en forma de una carta de amor a los personajes, a la historia y a sus fans.

Algo que considero que contribuyó a éste factor, fue que gran parte de la producción de la película y sobre todo su guionista, crecieron amando la franquicia, y se nota. Los personajes son una translación hermosa de esos amigos con los que tomabas la chocolatada todos los días, pero más adultos, pero siguen siendo en esencia esos amigos.

Al final, la decisión que hay que tomar en Mazinger Z: Infinity no es sobre si elegir entre ser un dios o un demonio. Es sobre elegir ser humano, con todos los pequeños, simples e increíblemente significantes placeres que vienen con eso. El mundo no es perfecto, y no lo va a ser jamás, pero eso no quita que no esté lleno de pequeñas perfectas cosas que nos llenan. Esa es la lección de Mazinger y pega más duro que cualquier puño de acero. Y también es la razón por la que todo fan tiene que ver la peli, sea niño o con corazón de niño.

Entre al cine con una mezcla gigante de emoción y miedo. En parte porque mi imagen de Mazinger era tan nítida y hermosa, que no quería que fuera manchada, y me llevé una grata grata sorpresa. Mis únicas críticas serían que, hay momentos en los que hay quizás mucha exposición que considero innecesaria, pero quizás está para el espectador más casual de la pelícla. Así que la puedo dejar pasar. Y que, la película en Argentina, sólo llega al cine doblada al español. No me malinterpreten, las actuaciones de voz están muy bien y son muy correctas, pero hubiera preferido verla subtitulada sin lugar a dudas. La peli se estrena en 170 salas en el país (insólito) así que no tienen excusa para no ir al cine. Por Mazinger y por ustedes.