La cultura nostálgica arrasa y no da tregua en la industria audiovisual, y Japón no está exento de ella. Con la salvedad de que su modo de producción se apoya en la repetición permanente en búsqueda de la perfección, por lo que la sociedad nipona se adelantó a la moda años atrás, alimentando los kokoros de aquellos acérrimos fanáticos. Mazinger Z: Infinity, continuación del prestigioso animé con más de 45 años, llega para seguir esa fantasía que aún hoy es capaz de cautivar a las nuevas y viejas generaciones.