McFarland: Sin limites con Kevin Costner como el líder de un equipo de corredores.
Durante la década del ochenta, y primer mitad de los noventa, hemos visto cada tanto una de esas películas en las cuales un grupo de jóvenes sin mucho porvenir, tiene la suerte de cruzarse con una persona que los va a poder guiar hacia el camino del éxito que les permitirá tener la vida que tanto sueña con tener el espectador de cine promedio.
Cuando me enteré del proyecto de McFarland, en el cual se iba a contar la historia real de un grupo de corredores mexicanos que son descubiertos por un semi fracasado profesor de gimnasia, debo reconocer que no me generó ningún tipo de entusiasmo. Mucho menos cuando me enteré que el personaje del profesor lo iba a hacer Kevin Costner. Y sin embargo, para mi sorpresa me encontré con un producto mucho más prolijo de lo que me imaginé.
La historia arranca con un hecho que muestra como el entrenador de futbol americano de una secundaria popular de USA es despedido por un hecho que linda en los límites de la mala suerte, pero que tienen en definitiva que ver con problemas de carácter del personaje. Corte a: secuencia de títulos en la cual toda la familia caucásica de clase media americana comienza el descenso de clase mientras viaja al pueblo de McFarland, bien al sur de California, el único lugar donde el ahora rechazado entrenador pudo conseguir un puesto.
Acá aparece la primera pista de porque esta película va a tener algo interesante para contar: el tema sobre el cual se edito la secuencia de presentación, habla sobre como todos los habitantes del continente americano somos americanos, y no solo aquellos que nacieron en los Estados Unidos.
De ahí en adelante, como todo relato de este estilo requiere, la familia va a comenzar a entender que las cosas no son lo que parecen, y que las incomodidades a las que se tienen que acomodar, no son nada en comparación con los beneficios de poder tener una relación cercana con la comunidad.
La gran diferencia que va a tener la película con aquellas que veíamos en otras épocas, es que acá el sueño americano está claramente alejado del objetivo de cualquiera de los habitantes del pueblo de McFarland y en el proceso de superación que algunos alumnos van a vivir, va a ser White (el personaje de Costner) el que aprenda sobre los valores más tangibles que tiene una comunidad, en comparación con la búsqueda del sueño de tener siempre algo mas grande, algo mejor, y nunca estar satisfecho.
Una interesante propuesta para un público adolescente y joven, que no han sido tan expuestos a este tipo de relatos, como aquellos que vivimos el cine de la década del ochenta, que lo encontraran al mismo tiempo inspirador y emotivo.