Un entrenador llega a la secundaria de un pueblo pobre, una comunidad latina en los EE.UU. Los pibes corren mucho y ahí el entrenador piensa en crear un equipo de carreras a campo traviesa. Y lo hace y vienen los esfuerzos y los triunfos. O sea, un film deportivo más. O lo sería si no fuera porque el centro del film es Kevin Costner, que tiñe cualquier película de dignidad, de ironía y de emoción como pocos actores contemporáneos. Si algo queda en la memoria de McFarland es gracias a Costner.